Habemus ganador de la Vuelta. Y es el mismo que el año pasado, al fin un poco de la vieja normalidad en tiempos de pandemia y campeones inesperados. Primoz Roglic, que siempre está ahí desde que irrumpió entre los mejores la primavera del 18, se subirá a lo más alto del podio en Madrid, aunque por unos instantes se le aparecieron los fantasmas del Tour perdido. Otra vez en la penúltima etapa, el esloveno perdió la compostura y pareció que pedaleaba más para detrás que para delante, pero la subida a La Covatilla no era una contrarreloj y se encontró varias ruedas amigas a las que agarrarse.
Roglic se quedó sin compañeros tras el anunciado ataque sus rivales –hasta el tren del Jumbo-Visma llegó con el tanque vacío al mes de noviembre– y cedió ante el definitivo cambio de ritmo que propuso a unos tres kilómetros de la cima Richard Carapaz, todo pundonor y convicción. El líder miró hacia un lado y allí estaban Hugh Carthy y Enric Mas, que no debían echarle una mano. Entonces apareció Hofstede –la importancia de filtrar a un gregario en la fuga– y se erigió en salvavidas, al menos para sostener la diferencia con el ecuatoriano por un rato.
Hablemos de Movistar: no aguantó mucho el fiel neerlandés, pero Roglic se encontró con la inexplicable colaboración de Marc Soler, primero, y Mas, después. El catalán, que se movió desde lejos pero ya había perdido sus opciones por la etapa, se dejó coger para ayudar a su jefe de filas. A la vez le brindó un momento de respiro al líder de la Vuelta, con la victoria en juego y un incómodo viento de cara, qué gustito ir a rueda. El mallorquín le dio continuidad y luego se justificó: “Nosotros vamos a hacer nuestra carrera. No ha sido ayudar al uno ni joder al otro”.
🗣 Enric Mas: "Nosotros aquí vamos a hacer nuestra carrera"
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Hace falta un poco de contexto: la relación entre Movistar y Carapaz, que parecía idílica cuando el ecuatoriano ganó el Giro el año pasado, se rompió durante las negociaciones por la renovación de su contrato. Aún hubo más: seleccionado para correr la Vuelta, ocultó su presencia en un critérium que se disputó la semana anterior, allí se cayó y la dirección deportiva le apartó de la alineación. Acabó en el millonario INEOS-Grenadiers, que también fichó al costarricense Andrey Amador pese a que tenía un papel firmado con los telefónicos.
La polémica está servida. Ya fuese de forma intencionada, por venganza hacia INEOS, Carapaz y Giuseppe Acquadro, el representante que se llevó a los dos americanos de Movistar, o sin malicia, pensando solo en la cuarta plaza de Mas mientras Dan Martin hacia aguas, la jugada benefició a Roglic y nos privó de un duelo emocionante y sincero entre campeones, aunque nunca sabremos si la ayuda fue suficiente para evitar la derrota del esloveno: “Cada quien busca sus intereses, no tengo comentarios”, zanjó el ecuatoriano con deportividad.
La única certeza es que Roglic aguantó el maillot rojo por 24 segundos. Qué cosas, un exsaltador de esquí amarró su segunda Vuelta, también la segunda grande de su carrera, en la estación de esquí de La Covatilla. Lluvia, niebla, temperaturas y colores otoñales desde Las Batuecas hasta la Sierra de Béjar enmarcaron el último gran día de ciclismo en un año excepcional. Como no podía ser de otra forma, una numerosa fuga de calidad se jugó la victoria en la subida final. Y El más fuerte fue David Gaudu, prometedor escalador francés que, sin el yugo de Pinot, ha destapado en la Vuelta de la pandemia todo su potencial.
1ª: Roglic / 2ª: Soler / 3ª: Dan Martin / 4ª: Bennett / 5ª: Wellens / 6ª: Ion Izagirre / 7ª: Woods / 8ª: Roglic / 9ª: Ackermann / 10ª: Roglic / 11ª: Gaudu / 12ª: Carthy / 13ª: Roglic / 14ª: Wellens / 15ª: Philipsen / 16ª: Cort Nielsen / Clasificaciones / Recorrido
Foto: Photogomez Sport