Angliru y Lagos de Covadonga, los dos colosos de Asturias que todo ciclista debería coronar

Angliru y Lagos de Covadonga, los dos colosos de Asturias que todo ciclista debería coronar

El Principado de Asturias es toda una referencia del ciclismo mundial. Los Picos de Europa concentran algunas de las mejores y más duras cimas de la geografía nacional, pero hay dos que destacan por encima de todas: Los Lagos de Covadonga y el Angliru. Descubre su perfil, la historia que poseen y la mística que encierran estos dos colosos que todo ciclista debería ascender al menos una vez en su vida.

La historia del ciclismo español está plagada de grandes gestas y campeones inolvidables, y una buena parte de ellas se han escrito en las ascensiones más míticas de los Picos de Europa. Este macizo montañoso se extiende por la provincia de León y las Comunidades Autónomas de Cantabria y Asturias, aunque es en ésta última donde se concentran las cumbres más legendarias.

Como parque nacional, es el segundo más visitado de España, por detrás del Teide, y sus alicientes van más allá de las dos ruedas. El valor paisajístico, cultural y gastronómico de Asturias trasciende fronteras.

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Pero no hay duda de que los Picos de Europa se han convertido en un lugar de ‘peregrinación’ para los ciclistas más deportivos y también para cicloturistas de perfil viajero. Un escenario único e incomparable que nos permite disfrutar de un entorno natural privilegiado, carreteras con excelente firme y, sobre todo, superar grandes desafíos en forma de puertos de montaña de alta exigencia.

La Cubilla, Cobertoria, Gamoniteiro, La Farrapona, Pajares, Cuitu Negro, El Acebo… Hay infinidad de ascensiones que pondrán a prueba incluso a los ciclistas en mejor estado de forma, pero entre las cumbres asturianas hay dos que destacan por encima de todas: los Lagos de Covadonga y el Angliru.

Dos históricas cimas que han sido jueces de la Vuelta a España en numerosas ocasiones y que suponen un reto mayúsculo debido a sus fuertes desniveles. Veamos en detalle cómo es cada uno de estos puertos y la mística que los acompaña.

Lagos de Covadonga

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Es la más celebre de las ascensiones del ciclismo español. Sobre su asfalto se han registrado exhibiciones históricas desde su primera incursión en la Vuelta a España de 1983, a cargo de ilustres como Marino Lejarreta, Perico Delgado o, más recientemente, Primoz Roglic.

Ha sido final de etapa en la gran ronda española en nada menos que 22 ocasiones, lo que ha cimentado buena parte del misticismo que lo caracteriza. Por distancia y desnivel, los Lagos de Covadonga se ha comparado habitualmente con los puertos más reconocidos de los Alpes.

Toma su nombre de los lagos Enol y Ercina, de origen glaciar, que observan en silencio la llegada de ciclistas (y turistas) procedentes de cualquier rincón de España y más allá de nuestras fronteras. A pesar de su altitud, a 1.124 metros sobre el nivel del mar, es una ascensión muy bien comunicada. Desde localidades cercanas de interés turístico como Cangas de Onís o Ribadesella se puede acceder fácilmente.

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El punto de partida lo define el Santuario de Covadonga, de visita obligatoria tanto si pretendes hacer turismo deportivo, como de naturaleza o cultural. La Basílica de Covadonga y la Santa Cueva, una gruta que alberga la imagen de la Virgen de Covadonga y la tumba de Don Pelayo, son sus principales reclamos, pero no los únicos.

Desde el Santuario, la ascensión a los lagos de Covadonga suma un total de 14 kilómetros, con un desnivel positivo acumulado de 962 metros y una pendiente media del 6,87%. Pronto comienzan a llegar las primeras paredes, con un primer kilómetro al 10,8% de media, seguido por un segundo parcial al 10,6%.

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Poco a poco vamos ganando altitud hasta llegar al segmento más exigente de la ascensión, la Huesera, el punto en el que los grandes campeones han reservado su ataque definitivo para sentenciar la victoria de etapa. Se trata de un sector de 800 metros prácticamente en línea recta con rampas de entre el 12 y el 15%. De hecho, el desnivel medio de ese kilómetro es del 12,5%, todo un desafío que nos deja a las puertas de la cumbre.

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Pero la dificultad no desparece, ni mucho menos. Aún debemos superar otro gran escollo en el Mirador de la Reina. Una zona más expuesta con sucesión de curvas y picos del 14 y 15% de desnivel. Afortunadamente, este punto nos regala una de las mejores panorámicas de los Picos de Europa. Si el día está despejado, es inevitable hacer una parada en este mirador para fotografiar el paisaje y deleitarnos la vista. Desde hace varios kilómetros, a cada lado de la carretera acompañan el paso de los ciclistas ganado pastando (vaca asturiana) y observando desde el cielo buitres revoloteando.

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Ahora sí, el último tramo es más suave, incluso con rampas negativas, hasta llegar a la explanada en la que esperan a los más valientes los dos lagos permanentes Enol y Ercina. Hay un tercer lago, un poco más retirado y de presencia intermitente puesto que solo se forma durante el deshielo, en primavera.

En este enlace puedes comprobar las numerosas actividades que cualquier turista o ciclista puede realizar en la cumbre de los Lagos de Covadonga antes de emprender el camino de bajada.

Angliru

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Con menos tradición ciclista que los Lagos, el Angliru se ha ganado un puesto en el olimpo de los puertos más míticos del mundo en muy poco tiempo, y lo ha conseguido gracias a su principal reclamo: la extrema dureza.

En 1999 pasó de ser una vía desconocida salvo para los pastores locales a generar una expectación nunca antes vista por un puerto de montaña. La organización de la Vuelta a España necesitaba un nuevo escaparate que pudiese complementarse con los Lagos de Covadonga y lo encontró en esta pared, considerada por muchos imposible de ascenderse en bicicleta hasta entonces.

No tardaron en surgir comparaciones con puertos tan míticos como Zoncolán o el Mortirolo en una batalla mediática por ser la subida más dura del mundo. Su fama eclosionó definitivamente en la primera ascensión de aquella Vuelta a España, cuando el desaparecido José María Chava Jiménez se hizo con el triunfo apareciendo entre la niebla en los últimos metros para arrebatar la victoria al ruso Pável Tonkov. El mito del Angliru había nacido y hasta la fecha no ha hecho más que crecer.

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En total, esta cima ha sido final de etapa de la ronda española en ocho ocasiones, con triunfos célebres como el de Alberto Contador en 2017, su última victoria como profesional, o la de Roberto Heras en 2002. El bejarano, por cierto, tiene el récord en la subida tras coronar en 41 minutos.

El Angliru, ubicado en el interior de Asturias, es más meridional que los Lagos de Covadonga y, por tanto, es realmente complicado encadenarlos en bicicleta en una misma ruta. El puerto toma su nombre de un lago cercano y pertenece a la sierra del Aramo, en el concejo de Riosa. La subida parte desde la capital del concejo, La Vega, una bonita localidad rodeada de verdes valles que merece una visita pausada.

El Angliru se corona a 1.570 metros sobre el nivel del mar y presenta una longitud de 12,6 kilómetros, en los que el ciclista debe salvar un desnivel de 1.265 metros. El desnivel medio es de un 10,04% aunque, como veremos a continuación, hay segmentos con rampas muy superiores.

Estos datos pueden ser algo engañosos puesto que la ascensión se divide en dos partes claramente diferenciadas. Los primeros cinco kilómetros son relativamente suaves, lejos del escenario extremo que se ha popularizado. El desnivel máximo en este primer sector es de 8-9%, con un buen estado de la carretera. Como curiosidad, al inicio de la subida hay un cartel que conmemora a los ganadores de etapa en el Angliru. Además, durante la subida se atraviesan diferentes tramos y están señalizados por su nombre, con información de la distancia, altitud y desnivel de cada uno de ellos, lo que ayuda a gestionar las fuerzas de cada uno.

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Una vez llegamos al área de Viapará (Villaparada), comienza el Angliru ‘de verdad’. Nos quedan 6 kilómetros infernales con rampas solo aptas para ciclistas en buen estado de forma y con un desarrollo adecuado en la transmisión de sus bicicletas.

Las Curvas de Les Cavanes comienzan a enfrentarnos a paredes por encima del 20% durante 150 metros. Poco después llega la curva de Llagos, con un 14,5% de desnivel. Dos tramos más de curvas sucesivas por encima del 17% nos llevan directos al segmento más duro de la subida, la Cueña les Cabres. 500 metros en los que resulta inevitable retorcerse sobre la bicicleta puesto que la pendiente se levanta hasta el 23,5%.]]> paragraph <![CDATA[Desde este punto nos quedan poco más de dos kilómetros para coronar, pero el Angliru aún no ha dicho su última palabra. Los tramos de El Aviru y Les Piedrusines vuelven a erigirse a más del 20% de desnivel. La cumbre tiene reservado un pequeño regalo para los valientes ciclistas que han llegado a este punto y es que los últimos 400 metros son en ligero descenso hasta llegar a la meta imaginaria.

Por supuesto, desde este enclave disfrutamos de un paisaje privilegiado de la montaña central asturiana. Al norte vemos el pico Gamonal (1.712 m) y al sur, Moncuevu (1.718 m), dos de las cimas más populares de la sierra del Aramo y de Asturias en general. En un día despejado, desde la cumbre del Angliru se puede incluso divisar la costa y el Mar Cantábrico.

En la web oficial de Turismo de Asturias puedes conocer más detalles sobre estos dos míticos puertos, actividades paralelas, lugares en los que pernoctar y más información del resto de atractivos turísticos del Principado.

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