Bicis que dejaron huella (o al menos lo intentaron)

Bicis que dejaron huella (o al menos lo intentaron)

Hemos querido hacer una pequeña pero significativa recopilación de algunas bicicletas que dejaron huella en cierta manera, por tecnología, por el momento en el que aparecieron o incluso, en ocasiones, por aportar una visión alocada y rompedora con lo establecido.

Son bicis que nos merecen un recuerdo, que los más veteranos recordaréis con nostalgia y los más jóvenes descubriréis sorprendidos. Son bicis que, sin duda, dejaron huella.

Draisine (Alemania, 1817)

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Karl Drays fue un alemán al que se le atribuye la primera bici documentada de la historia. Fue en 1817 cuando este inventor creó este utensilio para desplazarse que, sin embargo, carecía de pedales. No fue hasta unos años más tarde cuando un herrero añadió los pedales a esta misma plataforma y dio lugar a una bici más convencional según entendemos ahora.

Specialized Stumpjumper (USA, 1982)

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Tras cierta actividad autodidacta y primeros engendros de bici de montaña, Specialized decide dar a luz la primera bici de montaña producida en serie. Fabricada en Japón, con una producción inicial solo para EE.UU. de 500 unidades. Pesaba unos 14 kilos y se vendía por unos 750 dólares de la época.

Moser (Italia, 1984)

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El italiano Francesco Moser sorprendió a propios y extraños en el año 1984 cuando batió el récord de la hora en dos ocasiones durante la misma semana. Lo hizo con esta estrambótica bici con cuadro de acero y rueda trasera mucho más grande que la delantera, ruedas Ambrosio y un desarrollo de 57 x 15. Quedará para el recuerdo como una de las bicis más alocadas de la historia.

Klein Adroit (USA, 1988)

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Gary Klein deslumbró a la industria de la bicicleta en los ochenta y noventa utilizando el aluminio en sus cuadros como nadie lo había hecho hasta la fecha. Con innovaciones como la potencia integrada, los tubos oversize y una pintura realmente exclusiva creó modelos tan relevantes como el Adroit de la imagen, una bici que se convirtió en el objeto de deseo de toda una generación.

Yeti C-26 (USA, 1990)

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Esta es sin duda una de las bicis más relevantes de los inicios de las competiciones. Poseía un cuadro de aluminio Easton y carbono unidireccional y fue pilotada por primera vez por Juliana Furtado y John Tomac en el primer Mundial de la historia, en Durando, en 1990. Su versión más recordada es la de Tomac, que usaba una espectacular rueda trasera Disk Drive Pro de Tioga y su eternamente recordado manillar de carretera.

American Eagle (Holanda, 1996)

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La primera medalla de oro para el mountain bike en unos Juegos Olímpicos fue para Bart Brentjens y su American Eagle, en Atlanta 1996. Aquella bici, de geometría imposible, se convirtió desde entonces y por méritos propios en uno de los iconos de nuestro deporte.

Honda RN 01 G-Cross (Japón, 2004)

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Era mediados de 2000 cuando el todopoderoso Honda irrumpe en el mountain bike con este modelo específico para descenso. En el año 2004 y con ella, el equipo Honda G-Cross, con Greg Minaar en sus filas, corrió la Copa del Mundo. Supuso un icono tecnológico que, sin embargo, no tuvo continuidad.

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