BLACK SHEEP, CURVAS INFINITAS

BLACK SHEEP, CURVAS INFINITAS

El amor por las curvas y los diseños clásicos en Black Sheep se debe a la nostalgia que James Bleakley siente hacia los diseños de las bicicletas de los años 30 y 40 que él montaba en su Kentucky natal cuando era un niño. Es evidente la influencia de diseños clásicos americanos como las Schwinn o las Ivor Johnson en el diseño de los cuadros Black Sheep, que James diseña desde su base en Fort Collins, Colorado. Su deseo era desmarcarse de líneas rectas y tubos aburridos, y vaya si lo ha conseguido...

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James se mudó desde Louisville, en Kentucky, hasta Fort Collins, Colorado, para ejercer sus estudios, y allí es donde redescubrió su amor por las bicicletas que había dejado un poco aparcado desde su época de BMX como teenager. Se reenganchó primero como modo de transporte, pero pronto estuvo aprovechando el increíble volumen de senderos y caminos que existen en esta privilegiada ciudad de las Rocky Mountains americanas. Después de licenciarse, James comenzó a trabajar en Boulder Bikes, una pequeña empresa de mountain bikes de doble suspensión, pero su curiosidad le llevó a buscar retos más complicados en el seno de la empresa Advanced Alloys, que trabajaba con materiales mas exóticos en tecnología punta para material médico, helicópteros, con técnicas avanzadas de soldadura y mecanizado.

En 1999, con todo el bagaje adquirido en todos esos años, decidió fundar Black Sheep, en primera instancia realizando trabajo para otras marcas, como puede ser la fabricación de tándems para Davinci, o soldando cuadros de titanio para Dean. Pero pronto el volumen de trabajo en torno a sus propias creaciones se hizo tan grande que tuvo que dejar de aceptar encargos de terceros para concentrarse en su propia creación de bicicletas artesanas.

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En 2008, el 100 % de su trabajo provenía de encargos de su propia marca, y se pudo así centrar en perfeccionar su trabajo y promocionar la marca. Su inclusión en el North American Handbuilt Bicycle Show (NAHBS) en 2008 supuso un punto de inflexión, al ser reconocido por la “Mejor bicicleta de titanio” de toda la feria, que lo estableció en la élite del handbuilding americano. Con una nueva sede en 2011 en Fort Collins, James Bleakley sigue realizando extraordinarias piezas de arte con curvas infinitas, que nos transportan a otra época, pero con la eficiencia requerida para un riding actual. Él mismo pone a prueba sus creaciones, al participar en carreras de ultradistancia como la Leadville 100 y similares, así que está claro que sus monturas son eficientes y mucho más que bonitos objetos de diseño.

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