Si hay un tipo de bicicleta en la que las ruedas de 29’’ tienen todo el sentido del mundo, es en las de XC o maratón, por su orientación al rendimiento. Pues bien, hemos reunido tres de las mejores bicis de XC en esta medida de rueda. Las hemos probado a fondo, y sólo os podemos decir que con ellas hemos rozado el éxtasis; eso sí, sobre 29er.
Ante la clara implantación de las 29’’ en el mountain bike y sólo a la espera de conocer en qué segmento de mercado va a tomar posicionamiento la inminente medida de 27,5’’, decidimos probar las que probablemente sean las bicis de XC en 29er’ más deseadas del momento. Se trata de los modelos en doble suspensión de algunas de las marcas referencia en bicis de esta medida. Marcas que todos tenemos en la cabeza cuando pensamos en las más representativas del mercado.
En esta ocasión son Canondale, Scott y Specialized, que con sus respectivas Scalpel, Spark y Epic nos hicieron experimentar lo que se siente en las bicis de XC y maratón más rápidas y efectivas del planeta. Respecto a nuestro plan inicial, sólo faltó la Trek Superfly 100, una bici de perfil muy similar a las probadas y que por falta de disponibilidad no pudo llegar a tiempo a este enfrentamiento en la cumbre.
- Cannondale Scalpel 29er Carbon Ultimate
- Specialized S-Works Epic Carbon 29
Simplemente porque quisimos ver, tocar y probar dónde está el límite en lo que a tecnología se refiere en la industria de la bicicleta. En cada uno de estos modelos, sus respectivos fabricantes plasman sus máximas posibilidades, su máximo potencial en I+D. Estas bicis suponen la referencia, la punta de lanza y, en cierta medida, la tendencia que otras muchas van siguiendo a posteriori en este segmento del XC, que, no olvidemos, es uno de los más populares en nuestro mercado. Probar estas bicis permite tener una perspectiva clara de qué posicionamiento está tomando cada uno de sus respectivos fabricantes en cuanto a los años venideros; si unos apuestan por un tipo de sistema de suspensión, por algún estándar propio en pedalier, por una tendencia u otra en cuanto a geometrías, o incluso cuáles son las soluciones estéticas que en un futuro se exportarán a modelos de gama más baja.
En definitiva, probar los diferentes caminos y tecnologías que cada marca adopta para conseguir en estas bicis el máximo rendimiento. El máximo disfrute y diversión de los afortunados propietarios de cualquiera de estas bicis. De quien pueda pagar cualquiera de ellas, y es que si reparamos en lo que cuestan, nos daremos cuenta de que estamos ante la alta costura del mountain bike, ante los superdeportivos de los coches; sencillamente, ante la crême de la crême.
El perfil de usuario potencial de estas bicicletas es un biker tremendamente exigente con el producto que compra, obviamente, y a tenor del precio que tienen estos modelos tope de gama. Son usuarios a los que no les importa pagar mucho dinero, siempre y cuando a cambio reciban un producto con un nivel acorde al precio. Pero al margen de la calidad de materiales y acabados, que debe darse por supuesta, ¿qué más busca un usuario que compra una bici con el perfil de cualquiera de estos tres modelos?
Es evidente que en bicis de este tipo se espera una sobresaliente eficacia de pedaleo; es decir, que por más fuerte que estemos pedaleando, el amortiguador no actúe robándonos capacidad de avance: no nos reste fuerzas para otra cosa que no sea avanzar y lanzar la bicicleta. La transferencia de fuerzas del pedaleo a la rueda trasera debe ser máxima.
Tampoco podemos olvidar un aspecto clave en este tipo de monturas, el peso. Quien quiere ir rápido en bici tiene clarísimo, porque así es, que la ligereza es fundamental. Es una cuestión de física, así de sencillo. Mientras no se comprometa la fiabilidad u otros aspectos que perjudiquen el rendimiento, como la rigidez, el peso debe ser el mínimo posible.
Por último, los usuarios a los que les gustan este tipo de bicis aprecian especialmente una posición de conducción que favorezca el pedalear con total eficacia tanto en llano como en subida. De nada o muy poco sirve tener una bici muy ligera pero con una geometría que no permite aplicar toda la fuerza de nuestras piernas en una subida muy empinada, simplemente porque el ángulo del tubo de sillín es demasiado retrasado o porque no estamos lo suficientemente inclinados hacia delante por un tubo horizontal muy corto. Por tanto, eficacia de pedaleo, ligereza y geometría han sido sin duda aspectos claves para valorar estas bicis, junto a otras tantas cuestiones, un poco menos importantes, que configuran el rendimiento global de cada bici.
Antes de entrar al detalle con cada uno de los modelos, debemos aclarar honestamente que ninguno nos ha decepcionado. Las tres son bicis magníficas, con un nivel de funcionamiento muy alto, casi insuperable. De hecho, no podemos olvidar que son algunas de las bicis más avanzadas del mercado, los máximos exponentes en tecnología de algunos de los fabricantes de bicicletas más importantes del mundo.
Haciendo el símil con el mundo de los coches, probar estas bicis es como probar un Ferrari, un Lamborghini o un Aston Martin. Los tres son coches magníficos y sólo matices o pequeñas diferencias de concepto pueden hacer que prefieras uno antes que otro en función de tus gustos personales. Dicho esto, vamos a hablar sobre estas tres bicis y las diferencias entre ellas, que existen, obviamente.
Por orden alfabético, comenzamos por Cannondale. Lo que más nos gustó de la Scalpel fue la estética, lo que primero se ve de una bicicleta evidentemente. Es increíble el nivel que la marca de Waterloo ha adquirido en los últimos años en cuanto a grafismos y diseño, creando bicis de auténtico ensueño, auténticos objetos de deseo como esta Ultimate.
Siguiendo con lo positivo y en la línea de Cannondale, esta bici es con diferencia la más rígida de las tres. Su concepto System Integration (SI) produce una suma de sensaciones, basadas en estructuras sobredimensionadas e integradas las unas con las otras, como el pedalier BB30, el eje delantero y la potencia OPI, la impresionante horquilla Lefty o los rodamientos del basculante sobredimensionados. La conducción es tremendamente precisa, algo muy de agradecer. Por último, la ligereza. Una bici de estas características y en talla L por debajo de los 10 kg es sumamente ligera, lo que contribuye, sin duda, a que también sea rápida.
La Scott Spark tiene como mayor argumento en su funcionamiento la polivalencia de sus tres posiciones o settings y la manipulación de ambas al mismo tiempo desde un único mando, el archiconocido TwinLoc. Éste es un paso importante y meritorio de Scott hacia el control global de las suspensiones. Un concepto que ahorra movimientos y operaciones por parte del biker respecto a una bici convencional, donde tendría que manipular por separado horquilla y amortiguador sobre la marcha, algo que siempre resulta incómodo.
De la Spark también nos gustó su buena capacidad para moverse, la manejabilidad y su absorción en descensos. Esto otorga una sensación de seguridad extra respecto a los otros modelos de este comparativo. La bici es realmente muy divertida de pilotar.
La Specialized S-Works Epic es fantástica por su concepto de suspensiones inteligentes. La comodidad que implica no tener que pensar ni decidir sobre si hay que bloquear o desbloquear puede no tener precio para la inmensa mayoría de los usuarios; de hecho, así lo creemos. Además, con un resultado más que bueno, y es que el Brain es a día de hoy un sistema que funciona de manera muy precisa.
La geometría de la Epic nos parece también digna de resaltar. Ahora ya muchas bicis se le asemejan en este sentido, pero hay que reconocer que fue la pionera en ofrecer una geometría compacta y ágil en 29”. Por último, ¿por qué Specialized va por delante del resto de las marcas a la hora de rematar sus bicicletas? Resulta impactante ver el nivel de acabados, las pinturas y la calidad de puños, espaciadores de dirección, cierres de sillín, manillares, sillines, llantas o cualquier otro componente de un modelo S-Works como éste.
Básicamente se centran tres aspectos. El primero es el control sobre el amortiguador, que no es remoto y obliga a soltar la mano del manillar cada vez que quieres manipularlo. Ninguna marca debería permitirse esto en una bici de este precio, y más teniendo en cuenta la tecnología disponible hoy en día en esta materia.
En bicis de nivel inferior no es necesario soltar el manillar para actuar sobre las suspensiones. Aunque la potencia está invertida con -15°, la Scalpel es un poco más alta de manillar que sus competidoras, con lo que es menos escaladora ante grandes pendientes o menos estable de la parte delantera.
En el caso de la Spark no nos gustó la rigidez del cuadro, que comparada con sus otras dos competidoras es inferior, aunque no es un hándicap claro en el rendimiento de la bici. Por otro lado, entendemos que nunca se obtiene una geometría que sea adecuada para todo uso.
Cuando se usa la configuración de pedalier bajo, la bici es más bajadora y estable, pero es cierto que perdemos rendimiento en subida por el lanzamiento de la rueda delantera, mientras que con el pedalier en posición alta la bici se radicaliza más para XC pero se vuelve más inestable. El resultado es que no conseguimos nunca un comportamiento más neutro que nos satisfaga, quizás, en todos los terrenos.
Puestos a pedir, nos gustaría una Epic en la que pudiéramos regular el umbral de bloqueo del Brain del amortiguador desde el manillar para adaptarnos
a los diferentes terrenos en marcha. Sin embargo, más patente como punto negativo es la necesidad en nuestra opinión de un eje pasante en la rueda delantera, algo que prácticamente todas las bicis de su categoría ya tienen. Por último, la bici sería todavía más dinámica si tuviera menos peso en la parte trasera.