Esperábamos otro pequeño Tour en Romandía. Froome, Nairo y Nibali midiendo sus fuerzas en la región francoparlante de Suiza; mucho terreno incómodo, dos contrarrelojes y un final en alto para dirimir sus diferencias y, quizá, situar en su altura a algún otro posible candidato de cara al Tour de Francia, o adjudicar la ‘pole position’ del inminente Giro d’Italia al favorito para la ‘corsa rosa’ que se saliera. Pero no contábamos con el sorprendente vencedor final, Ilnur Zakarin (1989, Naberezhnye Chelny), ni con Igor Makarov.

“Katusha tiene ya seis años de edad. La decisión de prolongar su vida dependerá de su rendimiento en la primera mitad de 2015”, dijo el dueño y auspiciador del conjunto ruso en una entrevista publicada este invierno. En ella aprovechaba también para aseverar que la estructura que engloba Katusha (World Tour), Rusvélo (Profesional) e Itera-Katusha (Continental), denominada Russian Global Cycling Project, le cuesta 50 millones de euros al año; y solicitaba al Ministerio de Deportes ruso que incrementara su aportación en aras de un mejor bagaje de medallas en los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Terminada la primera parte de la campaña, podemos decir que Katusha es uno de los grandes triunfadores de la misma hasta el momento. Segundos en el UCI World Tour, sólo tres equipos le superan en número de victorias (Etixx, Sky y Movistar), siendo que en el balance del conjunto ruso figuran éxitos de gran calado: el Tour de Flandes de Kristoff, la Vuelta al País Vasco de Purito Rodríguez o incluso este Tour de Romandía de Ilnur Zakarin. La mejora respecto a la pasada temporada es notable: en 2014, Katusha empezó mayo con sólo 4 victorias anotadas; a día de hoy, cuentan 19. También han empezado a renovar contratos, señal inequívoca de que el equipo continuará al menos un par de años más y, por ende, Makarov ha cumplido su palabra.
La estrella tártara
Volvamos a Romandía y fijémonos en un momento de la quinta etapa, final en alto de Champex-Lac. Han sucedido mil ataques de Quintana, Froome y muchos otros; Thibaut Pinot (FDJ), 3º del pasado Tour, se ha marchado en solitario, directo a por la victoria. Ataca Romain Bardet (Ag2r), 6º en París, y a por él salta Zakarin, que junto a Yuri Trofimov y Simon Spilak formaba el activo contingente de Katusha que participaba en cada demarraje. Se pone a tirar por las amables pendientes helvéticas y al francés le cuesta seguir su rueda; le reclama relevo y, finalmente, lo suelta.
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Zakarin terminó aquella etapa saludando desde el podio, vestido de amarillo. Fue el último en salir en la contrarreloj conclusiva. Pese a perder un tiempo precioso cambiando de bicicleta (“debería haber aflojado el pedaleo para cambiar de plato, pero seguí pedaleando fuerte y me saltó la cadena”), afianzó su primacía en la general y acabó tercero a sólo 13” del ganador parcial, el considerado como mejor especialista del mundo contra el crono, Tony Martin. “Estoy sorprendido con su rendimiento”, juzgó el alemán de Etixx. “Sinceramente, hasta ayer no le conocía”.
Ahí reside el gran problema de Zakarin. Hasta esta temporada sólo había figurado en los titulares del ciclismo mundial por dos motivos: su campeonato de Europa contrarreloj juvenil y su sanción de dos años por usar Metandrostenolona, un esteroide anabolizante habitual en su país. “Era joven y estúpido. Ahora todo ha cambiado”, afirma.

Desde su retorno a la competición había tenido un rendimiento y una progresión de resultados racionales, siempre en los distintos escalones del Russian Global Cycling Project. Acumuló 12 victorias en tres años, entre las cuales destaca un campeonato nacional contrarreloj. Este invierno saltó a Katusha, cuyo máximo responsable deportivo Viatcheslav Ekimov le describió como “uno de las jóvenes promesas más importantes de Rusia”.

Consultando hemeroteca, es fácil encontrar una y mil referencias al talento del ciclista de Tartaristán. Sin embargo, éste apenas se había visto por televisión hasta que se destapó en la cuarta etapa de la reciente Vuelta al País Vasco, cuando anduvo escapado por delante de los favoritos durante buena parte de la ascensión definitiva a Arrate. Ya unos días antes había sido capaz de terminar tercero en un esprín reducido en el cual sólo fue superado por Matthews y Kwiatkowski. Acabó noveno de la general final. Un mes después, se convirtió en el primer ruso en conseguir la victoria en una ronda por etapas de primera división desde el triunfo de Denis Menchov en el Giro d’Italia 2009. Un hito que este siglo sólo habían alcanzado el citado Menchov y Vladimir Karpets.

La perrita rusa
Decía el Indio Comas que la duda tiene nombre de perrita rusa. Zakarin ha tenido que explicar sus prestaciones a multitud de escépticos. “El Tour de Romandía era mi gran objetivo del año”. “He realizado dos concentraciones en altura para prepararlo”, ambas en Sierra Nevada. “En los últimos dos años he perdido unos diez kilos para mejorar como escalador”, pasando de 75 kilos a 65 para una planta de 1,87 metros. Como suele suceder en las controversias, sus argumentos han sido aceptados por sus partidarios y denostados por sus críticos. El siempre insidioso blog Ciclismo2005 ha decidido instaurar el ‘premio Zakarin’ al “momento más bizarro de la temporada ciclista”.
En el otro extremo de Europa, los responsables de la federación rusa de ciclismo sacan pecho. Zakarin es un éxito de su modelo de formación, según el presidente de la misma (y mano derecha de Makarov) Alexander Gusyatnikov, que le sitúa como candidato a todo de cara a Río 2016. De hecho, quiere enviarle a reconocer el recorrido en la prueba preolímpica de agosto.
Ahora la gran estrella tártara acudirá al Giro d’Italia, su carrera favorita. “Va sólo para coger experiencia”, según el director de Katusha, Dimitri Konishev. “Tras el éxito de Romandía, quiero seguir en la misma línea”, asegura Zakarin en una entrevista en la cual posteriormente relaja las expectativas señalando con lógica prudencia que es su primera carrera de tres semanas y tiene mucho que aprender. La baza es Trofimov, quien aspira a un puesto entre los 5 primeros de la general que dé continuidad al Katusha Show.
Me ha encantado el artículo; tanto la información que aporta como el tono en que está escrito, así como que no es "idolista" como la bazofia que puede leerse en las revistuchas, por ejemplo, ni destructivo-nuclear como acostumbra Ciclismo2005. Sí, a veces soy muy de ese asqueroso término medio que es el escepticismo, pero se vive mejor ahí cuando desconfías mucho del ciclismo, pero no tienes sino la información que vas cazando al vuelo a ratitos y no te apetece ni mear Mimosín como pretenden los medios generalistas ni vomitar bilis autoinyectada como nos sugeriría nuestro seguido Sergio.
Estaba poético hoy. Enhorabuena.
Te agradezco tu comentario y Me alegro muchísimo de que te haya gustado el artículo.
Respecto a la comparación con otras publicaciones especializadas, creo que no se debe generalizar: tanto entre el Mimosín como entre la bilis se pueden encontrar punto de vista interesantísimos. Es más, yo considero imprescindibles tenerlos también en el radar para mantenerse bien informado. Para un escepticismo de calidad es imprescindible recabar distintas lecturas del mismo hecho 🙂