Pocos lo saben, pero Manuel Tajada (23/07/1972, Zaragoza) tiene como todos un pasado, y el suyo proviene del mundo de los rallys de coche.
El hoy Sports Cycling Events Manager de RPM-MKTG (para que nos entendamos, el máximo responsable de la Titan Desert, de la división aventura y ciclismo de la compañía y de las ilusionantes Titan Series) corría en el equipo del piloto de rallys Antonio Zanini, haciendo las labores de copiloto.
Cuando se acabó su trabajo de cantar las notas del roadbook, el propio Zanini le aconsejó que probara fortuna en RPM. Y fue ver una oferta de trabajo en el Solo Auto y Manu no se lo pensó dos veces: «Buscaban un product manager y mandé mi currículum. Entré el 4 de septiembre de 2000, con una mano delante y otra detrás, y empecé a llevar la parte de los clubs todoterreno».
Como todo lo que hace en la vida este gran amante de la montaña y responsable padre de familia, se dedicó en cuerpo y alma a su nuevo cometido laboral, «¿que si me costó mucho el cambio?», pregunta, y responde él mismo, «no, porque tenía menos de 30 años y muchas ganas. Yo había estudiado ingeniería industrial. Me compraba todos los números de Solo Nieve, seguía el Solo Bici y el Solo Auto. Nunca me arrepentiré».
Pero, su sueño laboral se vio truncado por la crisis. Esta azotó gravemente al mundo del motor y por ende a la línea del motorsport de RPM, y fue entonces cuando Juan Porcar tuvo la brillante idea de crear el Dakar de las bicis. «Fue en 2006 y nos reinventamos».
De su pasado por el motor le quedan muchos dejes, como el del orden. Por ejemplo, antes del reconocimiento de la Titan siempre estrena una libreta y un bolígrafo. Por la mañana se calza primero el zapato derecho, a la hora de ir en bici se pone el casco antes que los guantes…
«Mi orden personal siempre es el mismo. Soy un obsesionado del orden y de repetir las cosas. Antes de la salida de las etapas de la Titan siempre pongo a cero el parcial antes que el GPS, los controles de paso los marco en rojo, las viñetas en negro, las rectificaciones en azul y en verde subrayo los reconocimientos», así que si queréis hacerle un regalo, acertaréis con un juego de rotuladores fluorescentes o bien con algún recopilatorio o alguna rareza de Bruce Springsteen, la música que siempre escucha.
Sigue enamorado de su trabajo –«trabajo en lo que es mi hobby, la aventura, la bici y la montaña, qué más puedo pedir»–, pero el tren de la vida no perdona ni a este maño universal e inquieto, a quien pese a su sed de aventura, cada vez le cuesta más separarse de su mujer y su hijo.«Pasamos muchos días fuera de casa y se hace duro dejar a la familia».
Por fortuna, siempre que puede se escapa a Benasque con los suyos, donde se crió, y donde, como diría Adolfo Aristarain, encontró su lugar en el mundo.