Sandra Santanyes: "No me gusta que a las bikers se nos valore por si nos bajamos la cremallera del maillot”

Sandra Santanyes:

El tiempo pasa para todos y parece que fue ayer cuando Sandra Santanyes empezó a destacar en el ciclismo. Ahora, la de Sabadell, después de varios reveses y a sus 40 años, ha decidido poner fin a una brillante trayectoria.

Decidimos hablar con una mujer que siente el ciclismo a flor de piel y que siempre dice lo que piensa, guste o no.

¿Por qué has decidido dejarlo?

El año pasado fue desastroso. Mi padre murió en marzo. Unas semanas más tarde, en un control rutinario, me detectaron unos valores tumorales altos. Saltaron las alarmas. Me dijeron que podía ser cáncer. Estuve de abril a agosto haciéndome pruebas, mientras intentaba rendir en bici. Al final todo se quedó en un susto, tenía mononucleosis. Cuando pasas por una situación así, te cambia la forma de ver todo. Me di cuenta de que me quedan muchas cosas que hacer en el ciclismo, que era un buen momento para dejarlo.

¿Con qué sabor de boca te vas?

Bueno. He tenido la suerte de decidir cómo y cuándo ponía fin a mi vida deportiva.

¿Satisfecha de lo que has conseguido?

He sido feliz. He pasado por muchos equipos. He conocido mucha gente, carreras y he viajado mucho. He aprovechado todo lo que he tenido y tengo que estar agradecida por todas las oportunidades. En la vida hay que aprender de todo y todos, de lo bueno y sobre todo de lo malo.

¿Con qué tres momentos de tu carrera te quedas?

El primer Campeonato de España Sub-23 en Astún. Llamé a mis abuelos y nos emocionamos todos juntos. Correr el Tour de Francia de carretera. Fue una experiencia increíble. Pasamos mil miserias y éramos muy jóvenes, pero sobrevivimos. Y correr la Cape Epic. Fue una experiencia brutal.

¿Qué queda de la joven Sandra cuando empezó?

Puede que aquel punto de gamberrismo, de disfrutar y de tomarse todo con humor. Tengo muy buenos recuerdos de los primeros años, cuando iba a las carreras con mis padres y mi hermano, con un Nissan Patrol y una Guía Campsa. Mi padre cerraba el restaurante a las doce de la noche y sin dormir nos íbamos a cualquier lugar de España. Era genial.

¿Cómo has visto evolucionar el MTB femenino?

Hemos avanzado, pero queda mucho por hacer. Estamos en un punto en el que el ciclismo femenino tiene que decidir hacia dónde va. Una decisión que tenemos en nuestras manos. Si queremos que nos valoren como deportistas o como pornobikers. No me gusta que a las bikers se nos valore porque nos bajamos la cremallera del maillot o por las fotos de pose. Esto con las redes sociales es muy complicado y lo que quiere la gente es tener patrocinadores con el mínimo esfuerzo posible. También es verdad que hay muy buenas corredoras, pero pocos recursos.

Y ahora, ¿qué?

Me gustaría trabajar con algo relacionado con la bici. Estoy trabajando con la escuela de ciclismo de Sabadell, pero me gustaría ir un poco más allá y poder llevar un equipo a las carreras.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...