Jon Ander Insausti (Mutiloa, 1992) es uno de los pocos corredores españoles que ha dado el salto al World Tour esta temporada, viniendo desde la categoría continental. Lo ha hecho en el Bahrain-Merida, como también García Cortina. Pese a que la temporada no ha empezado de la mejor manera posible -un accidente con un coche mientras entrenaba le produjo una dolencia en el cartílago de la rodilla-, ni él ni el equipo pierden la calma y la tranquilidad. Un cambio así no se gestiona en dos días.
Fuera de la bici, Jon Ander es un aficionado al cine y los videojuegos. Le gusta pasar tiempo en casa con su familia y sus dos perros y, cuando acaba el trajín de la temporada juega a pelota vasca, sale en MTB y practica también el baloncesto. Una vez se pone el traje de faena, quiere ser como su primo Ion Izagirre, uno de los jefes de filas del equipo y al que le han encargado arropar cada vez que coincida con él. Jon Ander es la ilusión de quien llega a lo más alto y ve que es exactamente como había soñado.
Pregunta: Acabas el año en Euskadi-Murias, continental, y lo empiezas en un World Tour de los de mayor presupuesto. ¿Cómo es ese cambio?
Respuesta: Es increíble. Es difícil explicarlo, son tantos detalles y tantas cosas en las que notas la diferencia… cada vez que vas a un sitio está todo preparado al máximo, se cuida hasta el mínimo detalle. Llega a costar un poco asimilarlo.
P: Quizás en los equipos continentales hay más autonomía y aquí está todo más medido. ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención desde que has llegado?
R: Al final es así. Un continental, por muy profesionalizado que esté, no deja de ser un equipo de formación. Quieras o no, siempre se nota la diferencia. Lo que más he notado es que aquí, todas las facetas del día a día del corredor están hechas. No tienes que preocuparte absolutamente de nada, todo está cubierto. Cada cosa que necesites tienes una persona para ti. Lo único que tienes que hacer es dar pedales y dar el 100%. Es una ilusión enorme porque ves un montón de gente atenta a ti.
P: ¿Cuál es la mayor diferencia que has notado en la filosofía de equipo?
R: La tranquilidad. Euskadi-Murias es un equipo de formación, los propios ciclistas van buscando dar el salto, y por eso cada competición te la tomas como la última. Yo suelo tener comienzos complicados por enfermedades, y quieren que empiece este año más tranquilo. Sobre todo es la estabilidad.
P: Supongo que también la organización y los cambios de calendario no tiene nada que ver.
R: Teniendo la plantilla corta es lo que toca, es una consecuencia. Aquí te ponen de reserva en algunas carreras, pero sabes ya las que tienes antes de empezar. En un equipo continental, no sólo Euskadi-Murias, haces lo que puedes, lo das todo, pones toda la carne en el asador… empiezas a competir y si ves que no vas bien te vienes abajo, sobre todo psicológicamente. Aquí hay otra tranquilidad, y ojalá se me acaben los problemas.
P: Y hablando de calendario, ¿cuál es el tuyo esta temporada?
R: Tras Murcia y Almería tengo todas las clásicas de piedras, y luego haré en mayo los Cuatro Días de Dunkerque, el Tour de Japón y Eslovenia, hasta los Nacionales. Después, ya se verá.
P: ¿No hay opción de hacer alguna vuelta grande?
R: Ahora mismo ni me lo planteo. El equipo va con Nibali y Ion, y sé que las grandes vueltas ya se verán en el futuro. Pero es lo que toca, en función del rendimiento ya se irá modificando el calendario.
P: Ya has tenido reuniones con tus directores. ¿Qué te han pedido para este año?
R: Bueno, a los jóvenes como todavía no nos conocen tanto nos han transmitido tranquilidad. Tenemos que aprender el oficio y haremos lo que nos pidan, yo estaré en principio en el grupo de Ion. Todavía en esta primera parte del año no, pero luego sí coincidiré mucho con él, así que a arroparlo todo lo que pueda.
P: Una pecularidad de Bahrain-Merida es que hay muchas nacionalidades en el equipo. ¿Supone esto un problema para conjuntarlo, o hay buena sintonía ya?
R: Enseguida noté que hay buena sintonía. Hay mucho italiano y se nota que, al final, los latinos somos parecidos. Conectas con ellos bastante rápido, hay ‘feeling’ desde el principio. Eso ayuda mucho a que luego, en los entrenamientos, para cualquier duda puedas tener facilidad de conversación.
P: Tras esta oportunidad, ¿sientes la responsabilidad de no poder fallar, o ahora mismo puede más la ilusión de haber llegado?
R: Las dos cosas. Sé la competencia que hay en el equipo, y es otra de las cosas que te das cuenta cuando llegas a una escuadra como esta. Pero la presión, más bien, me la estoy metiendo yo a mí mismo, porque estoy aquí y quiero agradar al equipo. Ellos al contrario, me han dicho que esté tranquilo y que vaya poco a poco. De todas formas sé que si hago las cosas bien estoy en un sitio muy bueno.
P: ¿Cómo es compartir equipo con gente como Nibali?
R: Mucha ilusión. De haberte criado deportivamente con ellos y verlos por la tele a que los tengas ahí, en la mesa. Que sean cercanos y se interesen por ti es ya de por sí una motivación extra.
P: Sobre todo, ayuda a desmitificarlos un poco.
R: Es así. A gente como Purito o Nibali los tienes como un mito, sientes que hay como una pared para acceder a ellos. Y que un día sean ellos los que dan el paso y vienen a ti, a saludarte, a hablar contigo dice mucho de ellos. No dejan de ser personas, aunque sean grandísimos ciclistas. Tienen sus vidas y sus propios problemas. Son gente normal.
P: En cuanto a Ion, a él sí le están empezando a pedir cosas importantes. ¿Cómo lo ves?
R: Muy bien. Lo veo tranquilo, sereno. Muy asentado de cabeza y sin ninguna presión, al menos de momento. Creo que lo está llevando muy bien, me fijo mucho en él porque es un referente para mí, y me ayuda muchísimo. Yo aparte soy observador y me gusta fijarme en esos detalles. Es como más se aprende.
P: En tu ex equipo, Euskadi-Murias, se habla ya de ese salto para 2018. ¿Crees que esta puede ser la buena?
R: Durante el invierno, con el cambio de equipo y los viajes que hemos tenido no he estado muy en contacto con Euskadi-Murias, pero lo veo muy difícil. Sé que lo están moviendo y deseo con todo mi corazón que lo consigan, pero es verdad que la situación está muy complicada. Ojalá se dé, pero hasta que esté todo firmado no se puede decir nada.
P: Como vasco, ¿crees que hace falta un equipo de tu tierra en una división más alta?
R: Lo veo como vasco porque lo he vivido con Euskaltel, pero se necesitan más aparte de un equipo vasco, para que un andaluz, un murciano… cualquier ciclista español pueda tener la oportunidad de ir subiendo.
P: ¿Ha llenado Euskadi-Murias el vacío de Euskaltel, o aún se echa de menos entre el público vasco?
R: Es difícil, porque no corren las grandes carreras que se ven y entonces no salen en la tele. Los que están dentro del ciclismo siguen apoyando al equipo, claro que sí, pero a quienes no siguen el ciclismo a diario es difícil meterles el gusanillo. Creo que falta ese eslabón.
P: Aparte de Ion y Mikel Landa, ¿a qué corredores ves capaces de tomar el relevo generacional?
R: Veo como un referente de mi generación a Marc Soler, ha conseguido grandes resultados y aparte le ves detalles en carrera que fuera no se aprecian. Imanol Estévez es otro talento. Desde amateur ha despuntado y creo que puede ser un referente en el futuro. Y luego hay otros como Barbero, un ciclista distinto pero que se está dejando ver ya.