A las puertas del Maratón de los Monegros, Juan Carlos Nájera nos da las claves para afrontar con éxito la Orbea Monegros, nos recuerda sus inicios y nos avanza el futuro de una prueba que va a contar en esta edición con más de 8.000 participantes dispuestos a recorrer el bello y único desierto de los Monegros a golpe de pedal.
A día de hoy la Orbea-Monegros es una prueba más que consolidada en el calendario nacional, pero, ¿cómo se te ocurrió esta prueba?
Fue hace ya 15 años. Entonces, tenía claro que quería hacer una prueba que pudiera emular un poco el Dakar, siempre he sido un apasionado del desierto, pero hacerla aquí. Lo primero que pensé fue en llarmarla Maratón de los Monegros, todo un Dakar a golpe de pedal, y éste fue el nombre de la primera edición.
¿Qué idea de prueba tenías entonces, más de aventura?
Mira, mi idea era la de hacer una prueba en la que el ciclista tuviera que hacer frente a muchas situaciones. No estaba muy marcado, duraba 24 horas…, era una carrera más de aventura, más de orientación.
¿Cómo fue esa primera edición?
Salieron 400 corredores, y de éstos se retiraron el 50%. Eran 125 kilómetros. En aquel entonces el MTB maratón no estaba muy de moda. Es más, la prueba también se podia hacer corriendo o andando, pero vimos que con el paso de los años las bicis tiraban más y suprimimos las otra dos opciones.
La gran migración de los bikers
¿Mismo recorrido?
La primera edición se celebró en Grañén, y luego, los otros 14 años, lo hemos celebrado siempre en Sariñena. Incluso recuerdo que se cruzaba el río Alcanadre, que yo siempre decía que cuando se relizaba la prueba me recordaba a los grandes documentales de la 2, cuando los ñus cruzaban el río. Es que ver a mil y pico tíos cruzar el río con las bicis era un espectáculo.
Lo que está claro es que la prueba no ha dejado de crecer en participación.
Exacto, y este año tenemos record de inscripciones, y eso que todos estos años hemos viniendo parando el tema de las inscripciones. Siempre hemos primado la calidad y la seguridad por encima de cualquier cosa, de la cantidad. Hemos ido subiendo de forma gradual. Primer con 2.000 inscritos, pasamos a los 4.000, después a los 6.000, y este pasado mes de junio dijimos que haríamos 8.000 y podrían ser perfectamente 11.000. Sin duda, hay una gran demanda de participación.
De este alud de participantes, ¿repiten muchos?
Alrededor del 35%. La procedencia de los inscritos está muy repartida. La primera comunidad es Catalunya, seguida del País Vasco y Aragón.
¿Qué novedades se encontrarán los participantes en esta edición?
La mayor novedad es la atención al participante, dotar a la prueba de mayores medidas de seguridad, de mejores servicios, ya que es cierto que si subes el número de participantes tienes que tener más personal para el corridor. Lo más importante para nosotros es que cuando venga el corridor no tenga que hacer muchas colas, y que en la medida de lo possible tenga un buen servicio de masaje, para limpiar las bicis, allí mismo hemos creado nuestro propio sistema de duchas y garantizamos que los 8.000 participantes se puedan duchar con agua caliente, para lo que hemos comprado una segunda caldera. Todo lo que hacemos siempre es en beneficio del participante.