Tengo un trabajo apasionante. Ha sido así a lo largo de toda mi vida. La mayoría de las personas piensan que esa adicción al trabajo está motivada esencialmente por las experiencias que he tenido ocasión de vivir, pero se equivocan.
Las vivencias moldearon el carácter y fortificaron la experiencia, pero lo más apasionante de esta tarea es comprobar que lo que creamos se convierte en la esencia de vida de otras muchas personas que alcanzan la felicidad a través del esfuerzo y la aventura.
Poco antes de la Garmin Titan Desert 2019 recibí un e-mail de Sergi Rosés, que ya había participado en la Titan Desert en dos ocasiones.
Era un texto escrito con dolor en el que describía la historia de Julia Carrión. Pensaba hacer un resumen de su e-mail, pero habría sido un error porque Sergi era el único que podía escribir con la fuerza que dan los sentimientos cuando están a flor de piel:
El pasado lunes recibimos una noticia que nos dejó consternados, de la que aún no nos hemos recuperado emocionalmente y que creo que vale la pena que conozcas, por dos razones: la primera, porque siempre nos has explicado lo importante que es para ti la parte humana que rodea esta aventura, y la segunda, por la singularidad de la historia. Intentaré ser breve aunque los detalles la hacen enorme.
El verano pasado, Julia, una chica de Rosas, de 22 años, alegre, vital, valiente y amante de la naturaleza y el deporte, pasaba una mala época.
Julia hacía solo un año que se había aficionado a seguir a su padre en sus rutas de MTB por Cap de Creus. Le gustó y se compró su primera bici buena.
En la Titan 2018 fue la principal fan de nuestro equipo, y lo que parecía una quimera utópica para ella, terminó siendo una realidad. Se decidió a participar en la Titan 2019, contra viento y marea, invirtiendo todos sus ahorros y con la confianza de que su primer empleo en Deloitte le ayudaría a terminar de pagar todo lo que le venía.
Se lo planteó como un gran reto personal y se convirtió en un revulsivo espectacular desde el primer día. Como si se le hubiera iluminado el camino, le dio una fuerza extraordinaria. Ideamos un proyecto al que llamamos de “CHALLENGE YOUR MIND”, con el que queríamos dar ejemplo a todas las chicas que puedan estar en una situación similar, de que un reto como la Titan podía ser el revulsivo ideal para salir de una dinámica negativa y de paso lo sería para Julia. Estábamos seguros y ella la primera. Se abrió, se ilusionó por el proyecto y empezamos a contactar con los primeros prescriptores y especialistas. En pocas semanas Julia se había transformado, desbordaba motivación para la Titan, y sentíamos que aquel proyecto iba quedando lejos de su realidad.
Era una gran noticia y el CHALLENGE YOUR MIND, para su caso particular, dejaba de tener sentido. Su mente ya estaba en positivo enfocada a preparar bien la Titan. Su progresión técnica y de entrenamiento era espectacular, con tiradas de más de 140 km, y superando perfiles técnicos de nivel alto. Estaba preparada al 100 %. Correría con nosotros, un grupo de 4 chicos que sumamos 9 Titan. Sus comentarios espontáneos eran nuestra motivación: “¡¡buah, cuántas ganas!!, será tan guay,....”.
Como buena ingeniera y analista, ya lo tenía todo a punto, la maleta medio hecha, la revisión pre-Titan, los neumáticos nuevos, el nuevo plato, un barrido de Google Earth para la zona, etc., etc., etc... cuando de repente saltó la cruel sorpresa
Como un trámite más, pidió al médico de su empresa que le hiciera el certificado médico. Le hicieron las pruebas rutinarias y le firmaron el certificado, pero con la condición de que se tenía que hacer una segunda prueba, más exhaustiva para descartar un problema.
El pasado lunes le exploraron el corazón con detalle. Y cuando se despertó de la anestesia, le dijeron que le deberían operar el corazón y que no podría hacer la Titan.
Lo que viene a continuación es fácil de imaginar. Es un drama cruel. Es un shock emocional comparable con un proceso de duelo. Un vacío enorme y una especie de fraude de la vida. Todo el mundo le dice que es una gran noticia que le hayan detectado este problema a tiempo y que con la intervención del corazón mejorará su salud, pero su mente estaba en la arena del desierto, en la haima, en la línea de salida con su Specialized Chisel rosa. Es un golpe tremendo y un sufrimiento mucho más duro que el de correr la carrera. Ahora todo lo deberá superar en silencio y con unas circunstancias que muy poca gente puede entender.
Para los que hemos estado a su lado, Julia es la primera finisher de la Titan 2019. Ahora no quiere oír hablar de nada, pero sabemos que cuando se cure del todo, preguntará por la Titan, como cuando despertó de la anestesia.
Simplemente quería que conocieras esta historia. Una historia especial, de las que hacen más grande esta leyenda, y que deja constancia de que para algunos la Titan termina antes de llegar a Marruecos, y como todos los demás, la llevarán grabada en su memoria toda la vida. Correremos por ella.
Sergi Rosés
Pasaron las semanas, Sergi participó en su tercera Titan Desert y, al mismo tiempo, Julia diseñó alrededor de Roses, un pueblecito precioso de la Costa Brava, 6 recorridos con el mismo kilometraje que los de la Titan Desert y cada día hizo una etapa que llevaba el nombre de las etapas de la Titan Desert.
Se sumergió en un universo ficticio a través del cual ella también hizo su primera Titan Desert y trasladó su experiencia al papel escrito para nunca olvidarlo.
Fue operada de su dolencia con gran éxito. Ha quedado tan bien que ya está inscrita para la Titan Desert 2020. Esta es una maravillosa historia que todavía no tiene final, pero que sin duda será un final feliz. ¿Entendéis ahora por qué mi trabajo es apasionante?
Texto: Juan Porcar
Puedes leer el texto de Julia en la siguiente página...
El recorrido de Julia
Primer día. Durante los primeros metros vuelas, la emoción del inicio puede contigo. Desbordas pasión por lo que haces, lo sientes, amas y piensas que no bajarás los brazos en ningún momento. No necesitas oír voces, no necesitas que nadie te anime, eres un castillo con todas las paredes, con todas las piedras. Sigues, piensas que no hay que frenar, las piernas no te dicen basta, pero la cabeza sí. Estás consciente, porque te lo han dicho, porque te reservas, te cuidas, porque has aprendido que todo tiene un proceso, que las fuerzas no se pueden consumir el primer día. Paras, respiras profundamente, bebes agua, abres y cierras los ojos. Todo es pasión por estar haciendo lo que te gusta, es amor por lo que te hace feliz. Sabes que la esencia no se encuentra en la meta, sino el camino hasta llegar a ella. El rendimiento disminuye a media tarde, la mente se relaja, todo esfuerzo requiere una pausa, una recuperación. Descansas, experimentas, conoces, aprendes, desconectas y la felicidad te abraza. La noche de estrellas te transmite la paz y tranquilidad que la vida te pide, haces caso a tu corazón y contemplas, disfrutas el momento pensando en todo lo que te hace feliz, te hace ser grande, te hace ser tú misma.
Segundo día. Parece que todo sea como el día anterior y no es así. Cada instante es diferente, cada palabra del ‘Ho Hey’ suena en otra frecuencia esta mañana. Un desayuno fuerte y parece que las fuerzas se recuperan, vuelve la felicidad, vuelve lo que parece ser el todo. Pedalada tras pedalada, notas el esfuerzo del día anterior y te motiva, te motiva saber que estás aguantando, que es el inicio de un largo camino y los ánimos siguen a tu lado. Bajas la mirada, las piernas son de hierro, las emociones chillan, te sientes invencible y piensas que ya conoces el terreno, cada piedra, cada rama. Fuerzas a las subidas de arena oscura, aflojas en los caminos de arena clara y miras al equipo con una sonrisa de oreja a oreja pensando que esto ya está hecho. Pero el camino te sorprende, todo cambia de un instante a otro, pierde el norte, el GPS no te da respuesta, tienes la verdadera sensación de vivir la soledad en medio de un gran desierto. Con los nervios a flor de piel, la intuición te da la solución, tu interior sabe más de lo que pensabas. Son los últimos 10 kilómetros y parece que queden 10mil, la pérdida del horizonte ha bajado los ánimos, el mundo se te hace grande. Te levantas, lavas como puedes la bicicleta y vuelves con las estrellas, una a una te van dando la energía que al día siguiente te volverá a llamar.
Tercer día. Notas las piernas, el hambre, la cabeza, los brazos, pero hoy toca estudiar el temario difícil, la primera etapa con más contenido, sin haber descansado vuelves a despertar con fuerza, vuelve la energía. Otra vez, pedalada tras pedalada, la fina arena te acaricia las piernas, la brisa te roza las mejillas y cierras fuerte los ojos pensando en todo lo que tienes, por todo lo que luchas. Tú, tú y tú eres la persona que más fuerza te podría aportar nunca, eres consciente de tus debilidades, de los límites que te impones, de las normas que rompes, los prejuicios que te determinas, tú eres quien te hace despertar sonriente y ser consciente de que tienes todo lo que quieres. Las subidas cuestan, notas el poco descanso y te planteas cómo has Pese a todo, aguantas, sacas las fuerzas de donde no las hay y las últimas reservas del día. Estás llegando y la felicidad te abraza. El cansancio y tu llegáis a la meta de la mano, os miráis y sonreís.
Cuarto día. Las prisas son las protagonistas hoy. Parecía que todo estuviera preparado desde el primer día y hoy el desorden y el tiempo caen en forma de tormenta. Tienes las pulsaciones a mil, no llegas a tiempo a la salida y te hace pensar que todo irá diferente para un inicio inesperado. Tarde, imprevisto, el tiempo no te había recordado que no te esperaba, que tú lo tenías que perseguir y aprovechar en todo momento. Es tu mejor acompañante en la vida, te hace ver las particularidades del entorno, los detalles de las palabras, la complejidad de las miradas, la elaboración de los gestos. El tiempo, el aliado que te permite bajar los problemas en el suelo, hacer volar las emociones y nadar en mar abierto con libertad. Respiras profundamente, los sueños se cumplen y relativizas las cosas que te preocupaban, escuchas historias, aprendes mucho, no dejas nunca de aprender. Emoción, alegría para encontrarte en la recta sin final dibujado, el paisaje marrón, las montañas lisas y las piedras oscuras te ayudan, el ‘fes fes’ se ríe, pero tú ríes más, porque sabes que puedes con todo, que lo haces por ellas, por ellos, por ti, por la felicidad. Haima, estrellas, amistades, agua, vida.
Quinto día. Un rayo de luz refleja y te despierta, ya no es un sueño, es una realidad que te hace conocer la importancia de las decisiones, la grandeza de la voluntad, la pureza del deseo, y la eficacia de los propósitos. La fuerza sigue contigo pero el corazón te pide calma, el descanso es el oxígeno de la llama que llevas dentro. Cuídate, mímate y escucha lo que el cuerpo te pide. Te alejas de terrenos desérticos para desvestir montañas en dirección norte. A partir de los 20km comienza el combate hasta los 1292m, donde te sientes feliz por tener el control, estar en la cima de las complicaciones, al inicio del descenso. Empiezas bajando a toda velocidad, disfrutando, cogiendo fuerte el manillar, pero cuando te das cuenta aún quedan 80km por delante, vuelves a disfrutar de la compañía y del momento que estás viviendo, ves el final lejos y cerca, te crea confusión, no sabes si quieres llegar o no, si quieres que el sueño termine o no. Llegas a la R702, lo das todo por terminado, sabes que lo que te queda no se puede comprar con el recorrido hecho. Desbordas emociones, tú, ellas, ellos, todo el mundo ríe.
Vuelve a sonar la canción que te gusta, meditas todo lo que has conseguido, donde has llegado. El esfuerzo, la felicidad, los llantos, las risas, las decepciones, las sonrisas, las presiones, los secretos. Parecía ser la etapa fácil, parecía ser el último esfuerzo para desahogarse, para acabar de desconectar, sobredosis de emociones, sensaciones sorprendentes desencadenan un final apasionante. Observas el camino, sigues el ‘track’ que te llevará al final de una larga trayectoria y al inicio de un nuevo camino, una nueva etapa a la que le dedicarás tiempo, cariño, paciencia, esfuerzo y constancia. La esencia de lo que has aprendido queda para siempre contigo, para ti. Estás 31 ° 29’13.05 “N 4 ° 12’52.43” W, lo has conseguido, has perseguido tu inquietud, has luchado tus miedos, llorado las felicidades, reído las experiencias, lo has hecho por ti y te has querido.