La Vuelta a España no tiene quien la defienda. ¿Y esto qué quiere decir? ¿Qué a nadie le gusta la carrera? No, no exactamente. De hecho, no en absoluto. Es más bien desde un punto de vista deportivo. La ronda española siempre suele tener un cartel de participantes de primerísimo nivel. Cada año. Sin embargo, entre quienes toman la salida rara vez se encuentra el ganador del año anterior. De ahí la frase inicial de este texto.
Pensemos un momento en el vencedor de 2017: Chris Froome. Este año ha apostado por el doblete Giro-Tour, ganando el primero y acabando tercero en julio. De hecho, el británico ha estado viniendo a la Vuelta todos los años hasta que la ha conseguido. Ahora nos remontamos a 2016: vencedor, Nairo Quintana. Apostó por el doblete Giro-Tour al año siguiente.
Podemos seguir mirando hacia atrás con Fabio Aru, vencedor en 2015 y que no estuvo el año siguiente, o Alberto Contador que ganó en 2014 y tampoco. Lo cierto es que el último corredor que llevó el dorsal ‘1’ defendiendo el maillot rojo de vencedor de la Vuelta fue… Juanjo Cobo, que ganó en 2011 y salió al año siguiente. Aunque en las filas del Movistar Team, no del Geox, y tras una temporada bastante floja que no remedió en aquella carrera.
Antes de 2011 sí era relativamente normal que quien había ganado la ronda española saliera al año siguiente a defenderla. Lo hizo, por ejemplo, Vincenzo Nibali ese mismo año tras imponerse en 2010, aunque Contador y Valverde no defendieran las suyas de 2008 y 2009. Heras sí era un tradicional defensor de la Vuelta, que ganó hasta en cuatro ocasiones.
Esto tiene una consecuencia lógica: desde 2005, la última que ganó Roberto Heras, nadie ha conseguido hacerse con la Vuelta dos veces de forma consecutiva. Aunque en esta comparativa sale ganando el Giro, pues el último que lo logró fue Miguel Indurain (1992, 93). Del Tour no hace falta ni que digamos nada.
¿Y por qué sucede este hecho con la Vuelta? Básicamente, porque en los últimos años quienes logran ganarla la utilizan como plataforma para después abordar la victoria en el Tour, o en algún caso el Giro. De los últimos 10 años, sólo Chris Horner –vencedor en 2013- tenía previsto tomar la salida y no lo hizo por enfermedad. Valverde fue sancionado en 2010 y no pudo –también era su intención- afrontar su segunda consecutiva. Pero Contador, Aru, Quintana y Froome simplemente apostaron por otros objetivos.
Veremos quién la gana este año, tan reñida como está justo en el ecuador, y si para el 2019 tendremos en liza al vencedor defendiendo su título por tercera vez en la presente década que ya vislumbra su final.