Siete veces ganador del Tour de Francia y años después desposeído de todas sus victorias por recurrir al dopaje, Lance Armstrong siempre causará expectación y controversia. Sancionado de por vida, el estreno de un nuevo documental que se centra en su carrera es el último capítulo de una historia que atrae. En la primera parte, el estadounidense revela que ya se dopaba antes del cáncer y no sabe si esas sustancias pudieron acelerar la enfermedad.
“No tengo la respuesta a esa pregunta, pero no quiero decir que no porque no sé cuál es la verdad. Lo único que puedo decir es que la única vez que tomé hormonas de crecimiento fue en 1996 –el cáncer se le detectó en octubre de ese mismo año– y si las hormonas podían aumentar algo bueno para mi cuerpo también podrían aumentar lo malo”, argumenta Armstrong en el documental emitido por la cadena ESPN.
"I don't know the answer to that."
—Lance Armstrong when asked if he thought he got cancer because of doping pic.twitter.com/Fo3YnIJtow
— ESPN (@espn) May 25, 2020
El tejano reconoce que usaba “un dopaje de bajo nivel, como la cortisona” desde que pasó a profesionales con 21 años y que muchos de sus rivales ya utilizaban la EPO (eritropoyetina). “La plaga se estaba extendiendo desde mediados de los años 80, pero en ese momento todo el mundo tenía miedo. Nos decían que se podía morir por usar EPO”, recuerda el exciclista, que detalla cuándo empezó con un programa de “dopaje de alto nivel”.
Corría el año 1995 y “escuché como Jonathan Vaughters (excompañero y actual mánager general del EF) dijo: tenemos que coger a esos hijos de puta”. Armstrong y su equipo se pusieron en manos del médico italiano Michele Ferrari: “Tenía fe ciega en él. Hacía lo que me decía. Todo lo que necesitas son glóbulos rojos, me dijo”, explica el estadounidense, que a su lado cambió “como deportista y como hombre”.
"Lance, all you need is red cells."
Lance Armstrong describes the moment his physician introduced him to EPO. pic.twitter.com/owRFSbDxyw
— 30 for 30 (@30for30) May 25, 2020
Pese a superar un cáncer testicular con metástasis pulmonares y cerebrales y de que los médicos le diesen menos de un 40% de posibilidades de seguir con vida, el tejano no dudó en comenzar a consumir EPO: “Sé que esta respuesta no va a ser muy popular, pero en muchos sentidos la EPO es una droga segura siempre que se use con moderación y bajo la supervisión de un médico profesional. Hay sustancias mucho más peligrosas que meter en tu cuerpo”.
Lance Armstrong muestra su frustración al comparar la situación actual de Juan Ullrich o la suya con las de otros ciclistas que también se doparon: “Jan lo tenía todo y este maldito deporte se lo ha quitado. Cuando veo que en Italia, Alemania o Estados Unidos glorifican a Ivan Basso, Erik Zabel o George Hincapie y al mismo tiempo nos deshonran a Pantani, Ullrich o a mí… No son diferentes a nosotros”, lamenta.