El recorrido de la Vuelta no dista mucho del que hemos podido ver años atrás. Etapas más o menos cortas, muchos finales en alto tras trazados prácticamente llanos –Ézaro, Peña Cabarga, La Camperona– y un puñadito de sprints y otros tantos finales quebrados propicios para que haya fugas. Pero también hay jornadas de lo más interesantes, con encadenados y algunos puertos míticos.
Faltan finales como el del año pasado en Cercedilla, que al final fue de lo mejorcito de la carrera. Pero lo cierto es que entre tanta etapa con llegada cuesta arriba hemos sacado las que serán etapas clave de la carrera. Aquellas donde es más factible que se decida la Vuelta y donde es más probable que se abulten unas diferencias que, por el propio concepto de la carrera, suelen ser pequeñas. Allá vamos:
Etapa 1: Balneario de Laias – Parque Náutico Castrelo de Miño. Sábado 20 de agosto (29,4 kms CRE). Pues sí. En una Vuelta que se define por los finales en alto y las cuestas imposibles, las que harán diferencia serán a buen seguro las jornadas diferentes. Y esta es una de ellas, porque la organización ha decidido alargar la crono por equipos y eso conlleva aumentar las diferencias sí o sí. El recorrido es un continuo sube y baja sin descanso alguno. Los bloques más potentes van a tomar ventaja sobre líderes que traigan menos equipo.
Etapa 10: Lugones – Lagos de Covadonga. Lunes 29 de agosto (188 kms). Es un clásico de la Vuelta. Se podría decir que Unipublic no se ha roto mucho la cabeza este año con el periplo asturiano, pero lo cierto es que los Lagos siempre responden. Este año además la etapa es larguita y para darle algo más de vida se mete el Fito por delante. Era una de las etapas más esperadas en los 90. Un clásico que perdió cierto misticismo cuando empezaron a aparecer las grandes paredes, pero que para la afición conserva buena parte de su magia.
Etapa 14: Urdax – Aubisque/Gourette. Sábado 3 de septiembre (197 kms). Probablemente sea la etapa reina de esta Vuelta a España. Desde luego, por distancia, el tipo de puertos –y los nombres- y su situación dentro de la carrera al final de la segunda semana lo es. Primero el Col Inharpu. Luego tres viejos conocidos pirenaicos: el larguísimo Soudet, el Marie Blanque y, finalmente, el Aubisque por Gourette con sus 16,5 kilómetros al 7% de media. En una Vuelta que suele decidirse por poco tiempo, tal vez sea el día más propicio para diferencias.
Etapa 19: Jávea – Calpe. Viernes 9 de septiembre (38 kms CRI). Es la única contrarreloj individual, y lo cierto es que tras esta etapa sólo hay una jornada después por lo que las pérdidas podrían ser irreparables y, en cualquier caso, van a obligar a los más perjudicados a jugárselo todo en la jornada siguiente, que es la que cierra la parte competitiva de la Vuelta antes del paseo por Madrid. Buen día para Chris Froome y Alberto Contador con respecto al resto de favoritos.
Etapa 20: Benidorm – Alto de Aitana. Escuadrón del Aire. Sábado 10 de septiembre (193 kms). Todo llegará más o menos claro… o no. Veremos qué sucede cuando acabe la crono y cómo llegan las diferencias a la salida de esta etapa, porque sobre los 20 kilómetros de subida de Aitana al 5,9% de media se puede terminar decidiendo la Vuelta. Antes, los mismos puertos que se pasaron en ediciones anteriores por las sierras alicantinas: Rates, Vall de Ebo, Tollos, Tudons y el final en Aitana.
El resto de etapas que pueden hacer diferencias tienen un guión parecido. Un trazado más o menos llano –salvo Formigal- y un final en alto con grandes porcentajes. Ézaro, Teixidó, la Camperona, Peña Cabarga y Mas de la Costa. Por eso las jornadas que se salgan de ese guión pueden ser las más proclives a que la carrera se rompa. El tablero ya está puesto. A ver cómo se mueven las fichas ahora.