“Durante la temporada ciclista de carretera 2015, todos los equipos tendrán la oportunidad de utilizar bicicletas con frenos de disco en dos carreras de su elección durante los meses de agosto y septiembre”. Con estas palabras anunció la UCI la esperada introducción de los frenos de disco en las competiciones profesionales de carretera. En los últimos meses se había especulado con distintas fechas: 2016, 2017 o incluso el pasado Tour de Flandes… Eran capítulos de un debate que lleva sosteniéndose desde 2006.
La nota emitida desde Aigle, sede de la UCI, calenda también el hipotético proceso de aprobación definitiva de esta tecnología. “Las pruebas continuarán durante todo 2016 y, si la experiencia es satisfactoria, los frenos de disco serán oficialmente introducidos en el UCI World Tour (primera división del ciclismo mundial) en 2017. El objetivo es que el uso de los frenos de disco se extienda gradualmente a todos los niveles del ciclismo de carretera”.
La industria manda, y de hecho es ella misma a través de la WFSGI (Federación Mundial de la Industria de los Bienes Deportivos) quien ha impulsado esta medida. El presidente de dicho organismo, Robbert de Kock, transmite en el comunicado oficial que “la industria está encantada con esta noticia y agradece a la UCI su colaboración”. El presidente de la UCI, Brian Cookson, avisó que “el uso de los frenos de disco en la carretera debe ser estudiado cuidadosamente”, antes de aseverar que “este paso entronca con el deseo de la UCI de espolear la innovación para que el ciclismo sea aún más atractivo para espectadores, ciclistas, usuarios de la bicicleta y medios de comunicación”.
