Los mejores de 2020: Tadej Pogacar vs. Primoz Roglic
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Los mejores de 2020: Tadej Pogacar vs. Primoz Roglic

¿A quién quieres más, a papá o a mamá? Nunca me gustó esa pregunta. Por alguna razón me ha venido a la cabeza pensando en Tadej Pogacar y Primoz Roglic. Dejamos el 2020 que lo cambió todo y en Solo Bici me encargaron hacer una lista con los ocho mejores ciclistas del año. Llego un poco tarde (hola, 2021), aunque tenía el orden bastante claro: Ganna, Hirschi, Evenepoel, Alaphilippe, Van Aert, Van der Breggen… pero entre los dos eslovenos me cuesta elegir.

Tadej Pogacar (UAE Emirates) es la última estrella del ciclismo mundial, el campeón del Tour de menor edad desde Henri Cornet, que en 1904 ganó con 19 años. El pequeño Pogi, como le conocen en su país, se coronó con 21 y un día después cumplió los 22. Es tan joven que Bernal (23) se siente un poco viejo. Valiente y atrevido, aquí le bautizamos Tadeo sin miedo.

Tadej es la forma eslovena del Judas bueno. Nombre bíblico, cara de adolescente, piernas y corazón de acero, en la contrarreloj de La Planche des Belles Filles nos regaló más emoción en una hora de ciclismo que en los diez últimos años del Tour. Su hazaña entra directamente en la historia del deporte. El cómo y el cuándo nos recordó a lo de Fignon, que perdió el amarillo por ocho segundos ante LeMond en una crono por las calles de París.

En el 89, sólo unos meses después de la derrota de Fignon, nació Primoz Roglic (Jumbo-Visma), un chaval que iba para saltador de esquí y se pasó a la bici por una lesión. Llegó tarde a la élite, pero enseguida se vistió de favorito y en el Tour se presentó con el equipo más fuerte, un tren negro y amarillo que tiranizaba las subidas como lo hacían el US Postal o el Sky (ahora Ineos).

Pogacar, el ganador inesperado del Tour 2020. Foto: ASO/Alex Broadway

Si Pogacar simboliza el nuevo ciclismo, más parecido al viejo, el de la épica, cara a cara y sin ataduras, Roglic es el último bastión del ciclismo moderno, de control, potenciómetros, menos kilómetros y ataques de pancarta. El triunfo del primero es un soplo de aire fresco y esperanza en tiempos de desesperanza y aire viciado por las mascarillas. Y es un toque de atención para los que se conforman con pequeñas ventajas o sólo con las migajas.

Si Pogacar se ganó un sitio en el olimpo por su impactante actuación en el Tour (tres etapas, el amarillo, el blanco y los lunares), Roglic nos ganó por su actitud ante la derrota. Caballeroso y orgulloso, no huyó de los focos ni de la carretera cuando lo más fácil hubiera sido esconderse en algún lugar perdido de Eslovenia.

Animal competitivo, el exsaltador de esquí puso en práctica eso tan difícil de caerse y levantarse de nuevo para firmar un final de año inmejorable: en el Mundial (6º) coqueteó con el podio, en la Lieja celebró su primer Monumento (Alaphilippe mediante) y en la Vuelta mostró su vertiente más caníbal: cuatro etapas, el rojo y el verde. Pogacar y Roglic, Roglic y Pogacar. Yo sigo sin decidirme. Hvala, fantje.

Los mejores de 2020: Filippo Ganna, ¿y qué más? Marc Hirschi, pura explosividad / La obra incompleta de Remco Evenepoel / Las dos caras de Julian Alaphilippe / Multiusos Wout Van Aert / Anna van der Breggen cierra el círculo

Roglic, de rojo en La Covatilla. Foto: Unipublic / Photogomezsport

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