Ha sido una de las grandes sorpresas de la temporada y una de las principales atracciones en el mercado de fichajes. Tras brillar en la prolífica cantera del Equipo Lizarte, su progresión se cocinó a fuego lento en Movistar Team hasta su irremediable ebullición en el último Giro de Italia. Richard Carapaz, la inesperada maglia rosa, es por derecho propio uno de los ocho mejores ciclistas del 2019 para Solobici. Y el año que viene defenderá los colores del Ineos (antes Sky).
Nunca antes un ecuatoriano había inscrito su nombre como ganador de una gran vuelta. Carapaz ya dio muestras de su enorme potencial con la victoria en Montevergine di Mercogliano y el cuarto puesto final en el Giro 2018. Entonces se le resistió el podio por 47 segundos tras una bonita lucha con Miguel Ángel López. Un año después llegó como segunda cabeza del Movistar, tapado por el aura atacante y el favoritismo de Mikel Landa en el equipo español.
Carapaz afinó su preparación con un discreto primer bloque de competición: fue sexto en la Vuelta a San Juan, noveno en Colombia, 20º en la Tirreno-Adriático y 26º en la Volta a Catalunya. En mayo volvió con triunfo de etapa y general en la Vuelta a Asturias, un presagio inmejorable para el inminente Giro, su gran objetivo de la temporada. La presencia de Nibali, Roglič, Dumoulin, Simon Yates, López o el citado Landa le apartó de las quinielas. Craso error.
Tras una discreta contrarreloj inicial en Bolonia y una montonera camino de Orbetello en la tercera etapa ya perdía más de minuto y medio con el líder. Un día después empezó la remontada con la victoria en el accidentado final de Frascati. En la tendida subida final se impuso a Caleb Ewan, rey del sprint, Ulissi y Ackermann, entre otros, una muestra de que llegaba en un óptimo momento de forma. Tras cuatro jornadas arropado en la tranquilidad del pelotón, mejoró sus prestaciones contra el reloj en San Marino, aunque volvió a ceder con el cohete Roglič.
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Carapaz empezó la alta montaña con una desventaja de 3:16 respecto al esloveno y por detrás de otros aspirantes al podio como Nibali, Mollema, Formolo o Majka. No le importó: en los Alpes le dio la vuelta a la situación con una lección de fortaleza y apoyado en la agresiva táctica del Movistar. En la ascensión al inédito Lago Serrù protagonizó una exhibición final que pasó de puntillas ante el épico intento lejano de Landa. Y, en la etapa siguiente, culminó la remontada camino de Courmayeur con un movimiento en solitario, a lo campeón, en el exigente Colle San Carlo, a unos 40 kilómetros de meta.
El ecuatoriano salió de rosa de los Alpes, pero con un escaso margen sobre Roglič de solo siete segundos. Obligado a atacar, se alió con Nibali en el duro y sinuoso trazado a orillas del Lago Como y sentenció en el diluvio bajo el Mortirolo. Aún así decidió ampliar su diferencia en Anterselva y el Monte Avena. Se sintió tan superior que por momentos trabajó para Landa, quien también buscaba su hueco en el podio. Carapaz llegó sin apuros a la contrarreloj final de Verona, se dio un baño de masas e inscribió su nombre en la historia.
Los rumores de una salida enrarecieron el final de su etapa en Movistar. Seleccionado para la Vuelta a España, en Burgos fue tercero, pero unos días después se cayó durante un critérium en los Países Bajos al que acudió sin el permiso de su equipo, que le borró de la lista para la ronda española. Tras el anuncio de su marcha rumbo al Ineos compitió solo cinco días más, de los que abandonó en cuatro. Ni un final así emborrona la inesperada maglia rosa de Carapaz.
Los ocho mejores de 2019: Ewan, el rey del sprint (I) / Van der Poel, un talento de otro planeta (II) / Fuglsang, el danés volador (III) / Carapaz, la inesperada maglia rosa (IV) / Alaphilippe, el ciclista total (V) / El fenómeno Bernal (VI) / Roglič, el hombre de hielo (VII) / Van Vleuten, la reina de la épica (VIII)
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