Merida Big Nine TFS 900 D 2012. Carácter racing

Si le echamos un primer vistazo a la Big Nine, vemos que ha estado concebida como una bici más bien racing. Sus reducidas medidas, dentro de lo que permite el tamaño de ruedas mayor, hacen presagiar una bici de lo más manejable y divertida.

Merida Big Nine TFS 900 D 2012. Carácter racing

Si le echamos un primer vistazo a la Big Nine, vemos que ha estado concebida como una bici más bien racing. Sus reducidas medidas, dentro de lo que permite el tamaño de ruedas mayor, hacen presagiar una bici de lo más manejable y divertida.

Integrada dentro de la gama Race Series de la marca taiwanesa, la Big Nine cuenta con un cuadro fabricado en aluminio 6061. Las tecnologías aplicadas en su construcción, como el Techno Formic System, le confieren unas formas a los tubos de lo más espectaculares, ya que no son redondos, sino de forma irregular. Así, se disponen de la manera más adecuada para darle una máxima rigidez en la pipa de dirección y en la caja de pedalier, las dos zonas más trabajadas en este sentido. A pesar de contar con la pipa de dirección de 1 1/8” continua, se le ha dado un tamaño considerable para ganar esta tan deseada rigidez en el tren delantero. Sin excentricidades, se nota que es un buen cuadro y que está trabajado cuidadosamente.

La sorpresa más destacable del montaje de la Merida es su horquilla de suspensión, que es una Manitou 29 Tower Expert. Su funcionamiento es de aire-aceite, cuenta con 100 mm de recorrido y de ella podremos regular la precarga del aire para controlar la dureza, el rebote y el bloqueo, que se realiza mediante el mando remoto del manillar. La transmisión y sistema de cambios está formado por Shimano, excepto la cadena, que es KMC. El pedalier cuenta con bielas de 170 mm de longitud, buen detalle. Los mandos de cambio y desviador son SLX, mientras que el cambio es un XT. Destaca también el casete de 10 coronas. Las ruedas equipan llantas Jalco Big Nine Pro D con bujes Shimano, mientras que los neumáticos son unos Schwalbe Rapid Rob de 2.25” de grueso. Para la frenada también se confía en Shimano, con sus M446, con ambos discos de 180 mm de diámetro. Para manillar, potencia y tija de sillín, de un acertado diámetro de 27,2 mm, se apuesta por componentes propios de Merida.

Cuando nos subimos a la Big Nine, de entrada la notamos más bien corta debido a la potencia de 75 mm de longitud, aunque ya en marcha nos sentimos bien posicionados. No nos acabó de gustar la forma de su manillar, un tanto peculiar, ni el pulsador del bloqueo de la horquilla, que es imposible colocarlo donde podamos activarlo cómodamente. Las abrazaderas de manetas de cambio y de frenos hacen que quede fuera de nuestro alcance.

Superados estos dos detalles, rodando la notamos bastante manejable, con un ángulo de dirección más bien tirando a vertical -a pesar de nuestras mediciones- que hace que sea rápida de reacciones y a la vez que tengamos que estar atentos a los cambios de dirección. La horquilla permite una personalización total gracias a la posibilidad de variar la precarga de aire hasta el punto exacto. Su linealidad es muy buena -siempre y cuando te gusten las horquillas con tacto más bien lineal-, y sólo tendremos que ajustarla a nuestro gusto. En cuanto a la parte trasera, la notamos muy rígida, aunque absorbente, sobre todo cuando estamos sentados en el sillín, gracias al diámetro de 27,2 mm de la tija, que hace que flexe algo de manera natural, algo más que una de mayor diámetro. También se siente con un buen carácter escalador a pesar de no contar con unas vainas teóricamente demasiado cortas. Es la posición adelantada respecto a la caja de pedalier la que hace que transmitamos todo nuestro esfuerzo de a la rueda trasera.

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Por lo que respecta a los componentes, los cambios funcionaron a la perfección a pesar de que nos habría gustado contar con cadena Shimano en lugar de KMC para que fuesen aún mejor. Con la combinación de SLX y XT sería ideal, igual que lo son las 10 coronas. Los neumáticos no nos dejaron demasiado contentos por su dureza de taco excesiva para nuestro gusto. Sin duda alguna, la Merida posee un carácter ágil en el tren anterior y una gran estabilidad en el posterior. Una compensación que la hace equilibrada y la convierte en una buena opción con la que disfrutar.

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