Monoplato o doble plato en Gravel, ¿cuál es mejor?

Monoplato o doble plato en Gravel, ¿cuál es mejor?

Tratamos de arrojar luz a uno de los debates más abiertos en el ciclismo actual. Los grupos de transmisión de monoplato y de doble plato conviven en gravel de forma equilibrada y analizamos qué opción es mejor para esta modalidad.

En Mountain Bike, desde hace años, se han estandarizado por completo los desarrollos de transmisiones de un solo plato, independientemente de la modalidad o del rango de precio de la bicicleta. En carretera, sin embargo, los grupos de transmisión de doble plato se mantienen férreos ante el empuje de las propuestas de monoplato, que se utilizan esporádicamente en carreras o circuitos concretos, como en la pasada París-Roubaix.

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Pero en gravel no se ha producido esta estandarización, sino que conviven con sorprendente equilibrio propuestas de bicicletas con transmisión de monoplato y de doble plato al unísono. Quizá sea por la naturaleza polivalente del gravel como modalidad ciclista o por su reciente eclosión. Ya hemos comentado en anteriores ocasiones que, aunque sus orígenes se remontan a varias décadas atrás, es en estos momentos cuando el gravel ha tomado fuerza en la industria y es por ello que avanza y evoluciona más rápido que cualquier otro segmento.

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Sea como fuere, la realidad es que no hay una dirección correcta y segura a la hora de escoger entre transmisión monoplato o doble plato en gravel. Ambas opciones tienen sus beneficios y desventajas, veamos cuáles son y qué configuración es la que mejor se adapta a tu perfil como ciclista.

Doble plato

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Comenzamos por la que es, todavía, la opción más extendida en el gravel actual. No en vano, el gravel nace como una modalidad en la que se adaptaban bicicletas de carretera con neumáticos más gruesos para poder usarlas en pistas y caminos de montaña. Es por ello que conserva muchas similitudes con el ciclismo de ruta, como la configuración ‘compact’ de doble plato, a pesar del incremento de innovaciones procedentes del Mountain Bike.

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  1. Mayor rango de desarrollos

Es, sin duda, el argumento más importante a la hora de escoger un desarrollo de doble plato en tu bicicleta de gravel. La naturaleza de esta disciplina implica, en muchas ocasiones, adentrarte por terreno desconocido y pendientes de todo tipo, ya sean asfaltadas o en terreno offroad.

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El mayor rango de desarrollo te dará libertad absoluta para enfrentarte a cualquier desnivel con la garantía de saber que no echarás en falta más coronas. De hecho, las configuraciones más extendidas en gravel, independientemente de la marca de la transmisión, son con diferencia las más largas que encontramos en el ciclismo actual. Esto es muy positivo no solo para las ascensiones más duras sino también para contar con desarrollo suficiente en bajadas rápidas donde necesitemos pedalear. Un contexto en el que los grupos monoplato suelen quedarse cortos.

  1. Menor desgaste de la cadena y los dientes de platos y piñones

Es sencillo. Al disponer de dos platos se reduce el coeficiente de rozamiento entre cadena y piñones. Dicho de otro modo, es más fácil que podamos escoger desarrollos adecuados, con la cadena perpendicular al plato y cassette, evitando el cruce de la cadena.

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Esto es más eficiente en términos de rendimiento, por existir menor fricción, pero sobre todo nos interesa por el menor desgaste al que sometemos a los componentes de la transmisión. Recuerda que, no obstante, no disponemos de todas las velocidades teóricas que nos ofrecen los grupos de doble plato. Si tenemos, por ejemplo, 22 velocidades, para respetar la línea de la cadena debemos anular las coronas más pequeñas cuando engranamos el plato pequeño y las más grandes cuando optamos por el plato superior, algo que no sucede con las transmisiones de monoplato. Los grupos de un solo plato, sin embargo, cruzarán la cadena siempre que quieran escoger los desarrollos extremos, lo que provocará un desgaste superior que en los modelos de doble plato.

  1. Mejor adaptado al bikepacking y la aventura

En el primer punto afirmábamos que las configuraciones de doble plato ofrecen un desarrollo más largo que se adapta mejor a las pendientes, tanto positivas como negativas. Esto es una ventaja importante cuando abordamos recorridos desconocidos, viajes o ciclo aventuras.

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Pero también es un aliado muy valioso cuando cargamos equipaje sobre la bici y necesitamos de todo este desarrollo, especialmente ante fuertes ascensiones cuando la energía flaquea. Es por ello que muchos de los ciclistas que conciben el gravel como una modalidad con la que realizar este tipo de viajes y aventuras de bikepacking prefieren transmisiones de doble plato. El peso de la bicicleta, más el del equipaje y el propio ciclista puede dispararse y, en este contexto, toda ayuda extra dada por un desarrollo amplio es una ventaja útil e incluso necesaria.

Monoplato

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Hay una clara tendencia que apunta al auge de desarrollos de plato único en gravel. En poco tiempo hemos pasado de ser una opción casi residual que incluso no solía llegar al mercado europeo a extenderse en los catálogos actuales hasta equilibrar la balanza. De momento, este incremento no parece que se consolide con la fuerza con la que ha sucedido en Mountain Bike, pero la progresión está ahí. Veamos cuáles son los argumentos a favor de las configuraciones monoplato en gravel.

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  1. Menor complejidad mecánica

Este es, quizá, el argumento de mayor peso a la hora de pronunciarse a favor de las transmisiones de un solo plato en gravel. Este tipo de configuraciones suprime la presencia de un pulsador, cables y el desviador delantero.

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Es cierto que la tecnología actual ha reforzado la fiabilidad de estos componentes, pero la transmisión es un elemento que requiere de un ajuste preciso y puede ser una fuente de averías. En una modalidad como el gravel, donde abordaremos experiencias extremas, lejanas e inhóspitas en muchas ocasiones, saber que cuentas con componentes fiables es mucho más aconsejable.

Por supuesto, además de minimizar el riesgo de averías en marcha, también reducimos el mantenimiento periódico que hemos de realizar a la transmisión. En este caso, el cambio trasero pasará a ser la prioridad número uno, aunque no pierdas de vista que los componentes de fricción (cadena, cassette, roldanas y plato) estarán sujetos a mayor desgaste.

  1. Menos peso

Para muchos ciclistas de gravel el puñado de gramos de diferencia entre una opción u otra no es suficientemente relevante, pero el auge de la competición en esta modalidad ha aumentado la lucha contra la báscula y la presencia de componentes muy ligeros que mejoren el rendimiento de cada usuario.

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Así, además de una mayor simplicidad mecánica, la ausencia de varios elementos importantes en la transición también supone un ahorro de peso. ¿Cuánto? Depende mucho de la marca y la gama de componentes dentro de cada firma, pero se puede cifrar en torno a 200-400 gramos de diferencia. Insistimos en que quienes desean portar equipaje y conciben el gravel como una disciplina ‘viajera’ no lo verán como una cifra relevante, pero para los ciclistas más racing supone eliminar un peso que se traduce en más velocidad sobre la bicicleta.

  1. Mejor adaptadas a un uso ‘universal’

Es difícil afirmar que las bicicletas gravel con monoplato son más aptas para competición y las de doble plato para un perfil recreativo, puesto que es una generalización demasiado difusa y poco precisa. Hay ciclistas gravel muy deportivos que necesitan las ventajas del doble plato y bikers muy aventureros que prefieren la comodidad del plato único.

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Pero lo cierto es que el grueso de los ciclistas encontrará desarrollo suficiente en los grupos de monoplato. Si dejamos a un lado las situaciones extremas, las ventajas del monoplato se pueden aplicar a una inmensa mayoría de ciclistas, sean del perfil que sean. Es decir, los ciclistas que monten por terreno muy vertical o que acostumbren a recorrer bajadas largas a toda velocidad, quizá demanden un desarrollo de doble plato, pero para todo el término medio entre estos extremos los grupos de plato único se ajustan perfectamente.

Conclusión

Para terminar, nos gustaría destacar un consejo para ayudarte en la elección, no sin antes dejar claro que cualquiera de las dos opciones son perfectamente válidas. No es una decisión determinante que pueda estropear tu experiencia sobre la bici. Hemos probado rutas largas y extremas con ambas opciones, así como trayectos cortos y explosivos, y en ambos casos la bicicleta y la transmisión han respondido a nuestras exigencias. Son pequeños matices los que decantan la balanza.

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Por tanto, creemos que es fundamental hacer un ejercicio de sinceridad con uno mismo y determinar qué uso primordial se va a hacer de la bicicleta. Hay territorios de nuestra geografía que hacen inútil la presencia de un plato pequeño, y al contrario, hay zonas montañosas o ciclistas muy polivalentes que suman muchos kilómetros en carretera, para quienes es fundamental disponer de todo el desarrollo de los dos platos.

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