Por si ya llevábamos pocas, este fin de semana se ha producido una nueva refriega entre los agentes sociales del ciclismo. La verdad es que este otoño está siendo cualquier cosa menos aburrido para quienes siguen todos los pormenores del mundillo ciclista, que ahora pasan más bien por los despachos que por el asfalto. Aunque queda poco más de mes y medio para que todo comience en Australia.
¿Y a cuento de qué, esta vez? Veamos la cronología de los hechos, porque las últimas 48 horas han sido realmente movidas. El pasado viernes, las tres grandes empresas organizadoras del ciclismo mundial publicaron un comunicado conjunto en el que adoptaban una serie de medidas. Primer punto, estamos hablando de ASO –Tour de Francia, Vuelta a España, Dauphiné, París-Niza y un largo etcétera-, RCS –Giro de Italia, Milán-San Remo, Tirreno y otro etcétera un poco más corto- y Flanders Classics, -el Tour de Flandes y casi todas las pruebas importantes de piedras que se celebran en la primavera belga-, lo que viene a englobar prácticamente todo el World Tour y un gran número de carreras algo menores.
Segundo punto: las medidas, que eran bastante claras. Reducir el número de corredores por equipo, de nueve a ocho en las grandes vueltas de tres semanas y de ocho a siete en el resto de carreras. Esto es, un corredor menos por cada equipo en todas las pruebas. Y la decisión empezaría a aplicarse ya en 2017. ¿Qué efectos tiene esto? Para cubrir el mismo calendario, los equipos necesitarían menos corredores. Los organizadores aseguran que hay dos razones para dar el paso: la seguridad, al hacer el pelotón “menos invasivo” en las carreteras, y el espectáculo porque consiguen que haya “menos opción de controlar la carrera” para los equipos.
El pelotón reacciona
La medida tuvo un claro efecto acción-reacción. Porque directores y ciclistas tardaron apenas minutos en dar su opinión completamente contraria. El más radical, por decirlo así, fue Patrick Lefevere, el patrón del Etixx que en 2017 se llamará Quick Step Floors: “El año que viene irán 100 corredores a la calle, y 25 auxiliares, porque no serán necesarios. Estoy totalmente en contra. Ahora en 2017 las plantillas tienen 30 corredores. Para 2018 cambiará”, explicaba el belga, que además ofreció su visión: “Deberían tomar carreteras seguras, y no otras viejas” si se quiere de verdad aumentar la seguridad, y se refirió al Tour de Suiza como mal ejemplo “al poner una llegada 50 metros tras una curva”.
Tanto Jonathan Vaughters (Cannondale-Drapac) como Erik Dekker ponían el acento en las fechas elegidas por los organizadores para informar de su decisión: “No estoy en desacuerdo con equipos más pequeños, pero que se nos informe DESPUÉS (sic) de que la planificación y la plantilla estén en marcha… ¡no es considerado!”, escribió Vaughters. El neerlandés que dirige Lotto NL-Jumbo fue por el mismo camino: “Los equipos de 30 corredores no necesitan a cinco. Qué bien que nos informen de esto en noviembre”.
¿Y los ciclistas? Lo cierto es que no demasiados han alzado la voz. Y, desde luego, no lo ha hecho ninguno de los ‘grandes’ del pelotón. Tampoco es algo que les afecte a ellos, porque tendrán contrato casi con total seguridad. Uno de los que sí ha hablado ha sido Luis Ángel Maté en su cuenta de Twitter, también en contra de la decisión: “Deciden reducir el número de corredores por equipo sin consultar a los principales protagonistas. Reducir los equipos = más gente al paro”, dice el marbellí. Johan Bruyneel, otro de los que fuera hombres fuertes del ciclismo, ahora apartado, lo definió como “una decisión errónea tomada por gente que entiende muy poco de ciclismo y trabajo en equipo”.
La UCI desautoriza la medida
Menos de 24 horas después del bombazo de los organizadores, la UCI emitía otro comunicado y dejaba claro que la decisión no tenía vinculación alguna. En concreto, el organismo regidor del ciclismo mundial aludió a que cualquier medida debe ser tomada en el Consejo del Ciclismo Profesional –el órgano máximo de decisión de la UCI, que se reunió hace unas semanas para la reforma del World Tour-, y desde luego tan drástica decisión no estaba sobre la mesa en ningún caso.
Realmente, la UCI ha admitido en dicho texto que el asunto se tocó en la última reunión, pero no con una aplicación inmediata. De hecho, el runrún de unas carreras con menos ciclistas se lleva oyendo en el mundillo desde hace ya varios años, como una de las medidas para dar mayor espectáculo. E incluso pruebas como el Tour de Polonia, Langkawi o el Eneco Tour ya se disputan con sólo seis ciclistas por equipo. En cualquier caso, la institución no tiene intención de aplicar esa norma que no considera aprobada por un cauce legal, máxime cuando los organizadores de carreras están representados en este Consejo del Ciclismo Profesional en el que no se ha tomado tal decisión.
Ahora se abre un escenario incierto y lo que parecía un alto el fuego tras la reforma del World Tour se vuelve a convertir en guerra abierta. Porque si ASO ya fue capaz de sacar sus pruebas del calendario una vez, nada impide que vuelva a hacerlo, y en esta ocasión tiene el apoyo de RCS y Flanders que persiguen lo mismo. Pero del otro lado están directores y ciclistas, sobre todo éstos últimos viendo amenazados muchos puestos de trabajo. Un colectivo poco unido, pero que si se plantara podría hacer temblar al resto de estamentos.
Por supuesto, el párrafo anterior refiere situaciones extremas. Lo normal es que finalmente se llegue a un acuerdo a base de diálogo. Pero también existe esta posibilidad si finalmente las posiciones se enrocan. Otro final plausible es que, tras el órdago, los organizadores arranquen a la UCI el compromiso de reducción de equipos a partir de la temporada siguiente. Veremos qué ocurre con el paso del tiempo, pero todo apunta a que no nos vamos aburrir antes de que empiece el otro baile. El que interesa. El de la carretera.