Hoy se presenta la gran novedad de la temporada para la firma asturiana, el desembarco definitivo en el gravel de competición y la aventura de largas distancias, la nueva MMR X-Tour 2023 que ya hemos probado y analizamos en detalle.
Con el auge del gravel de competición, no resulta sorprendente que una marca con ADN deportivo como MMR haya focalizado su gran lanzamiento de esta primera mitad de temporada en la evolución de su bicicleta de gravel de perfil más racing: la nueva MMR X-Tour.
La plataforma X-Tour no es una novedad en el catálogo de la firma asturiana. La anterior generación ya proponía una bicicleta de geometría deportiva y cotas calcadas a la alternativa de ciclocross, la MMR Attack.
Pero en esta nueva versión se apuesta definitivamente por un perfecto equilibrio entre el gravel de competición y las grandes aventuras ciclo viajeras a través de un slogan que define perfectamente lo que es la nueva MMR X-Tour: la sencillez hecha gravel.
Y es que, como se aprecia a primera vista, se trata de una bicicleta de líneas clásicas, con tubos redondeados y sobredimensionados, “una vuelta al origen del ciclismo” como nos explicaba Chechu Rubiera, exciclista profesional y responsable de ingeniería y diseño en MMR.
Antes de ser presentada oficialmente, la nueva MMR X-Tour, cuyo desarrollo comenzó hace casi dos años, ya ha sido testada en las competiciones de gravel de larga distancia más exigentes, como The Traka o Badlands.
Cuadro sencillo, pero eficaz
El cuadro, en cualquiera de sus montajes, está elaborado exclusivamente en fibra de carbono de módulo intermedio. Es una decisión meditada y coherente con el perfil de la nueva MMR X-Tour ya que, en lugar de optar por un marco de alto módulo, ultra rígido y más ligero, han preferido diseñar un cuadro capaz de conceder una ligera capacidad de filtración. Es la forma que tiene MMR de concebir la modalidad. Rechazar complejos sistemas de filtración a base de puntos de giro, rodamientos o elastómeros, sinónimo de mayor peso y complejidad mecánica, y conceder toda la capacidad de absorción al propio cuadro.
De hecho, el marco carece anclajes en la horquilla y el tubo horizontal o soportes para alforjas o guardabarros, toda una declaración de intenciones. Incluso el paso de rueda es más bien contenido, permitiendo un máximo de cubiertas de 42 mm, aunque desde MMR nos han confesado que el cuadro acepta holgadamente neumáticos de hasta 45 mm.
Sí se han integrado otras soluciones de última generación, como un cableado totalmente oculto, incluyendo la unión entre el manillar y la pipa de la dirección, a través de una discreta tapa bajo la potencia. También cuenta con anclaje para un tercer portabidón bajo el tubo diagonal y está adaptado para montar el cambio trasero con la patilla universal SRAM UDH.
Cotas equilibradas
Su geometría es más amable de lo que puede parecer en un principio. La ausencia de sloping o inclinación del tubo horizontal, unido a una unión alta de los tirantes con el tubo vertical, nos puede hacer creer que estamos ante un cuadro de grandes proporciones, cuando en realidad es todo lo contrario.
MMR ha querido potenciar las virtudes ciclo viajeras de la nueva X-Tour diseñando un reach corto y un stack, o altura del cuadro, alto, con el objetivo de adoptar una postura erguida y liberar de carga el apoyo en el manillar. Además, buscando potenciar la estabilidad en marcha, el ángulo de la dirección ahora es más abierto (71º) y la longitud de vainas se ha incrementado.
MMR X-Tour 2023: gama de dos modelos
La nueva X-Tour se presenta (de momento) únicamente en dos montajes, ambos con el mismo cuadro de carbono y con precios extremadamente competitivos. El primero de ellos, la MMR X-Tour 00, está equipada con transmisión electrónica SRAM Rival de 12v y está disponible en dos colores: Liquid moss green y Graphite black. Su precio es de 3.799 €.
El segundo montaje es la MMR X-Tour 10 que puedes ver en este reportaje y está diseñada únicamente en un elegante negro grafito que deja el carbono a la vista. Cuenta con transmisión Shimano GRX mecánica de la serie 800 y propone un desarrollo más rodador que escalador, con una combinación de 11-42 dientes en un cassette de 11 coronas y un plato de 40 dientes. El cuadro, no obstante, está preparado para la instalación de doble plato.
Las ruedas DT Swiss G1800, con llanta de aluminio y un ancho de 25 mm, visten a las cubiertas Hutchinson Touareg de 40 mm y un dibujo de los tacos muy poco acentuado.
El sello Ritchey, con componentes de aluminio, completa el set de periféricos para una bici que nos ha dejado un peso, en talla M y sin pedales, de 9,3 kilos. Su precio es de 2.899 €.
En marcha
En marcha, la nueva X-Tour sorprende por su cuidado equilibrio entre un feeling muy deportivo, que invita a exprimirnos en cada pedalada, y una posición realmente cómoda que nos ayuda a acumular kilómetros con facilidad. Es cierto que carece de la rigidez de otros cuadros racing, pero la filtración de sus tubos es un aliado en tiradas largas con firme compacto y también sobre terreno irregular.
El cuidado por proyectar una geometría orientada al 100% al gravel, en lugar de compartir cotas con los modelos de Ciclocross como sucedía en la anterior generación X-Tour, nos permite hablar de esta bicicleta como una gravel ‘todoterreno’. Responde con un buen reparto de pesos ante ascensiones pronunciadas, resulta estable en descensos rápidos y se maneja como una navaja suiza cuando hemos de trazar curvas rápidas con firme delicado. El centro de gravedad se ubica bajo y carece del ‘nerviosismo’ de otras gravel más compactas. No obstante, su mejor baza son las largas pistas sin desnivel en las que pedalear hasta la extenuación beneficiándonos de una posición deportiva, pero asombrosamente cómoda.
Bajo una apuesta por la sencillez, la nueva X-Tour está preparada para portar un dorsal al frente o perdernos entre caminos en un viaje de aventura ciclista. Sin duda, su diseño clásico, que se camufla con una bicicleta de carretera, dota a esta bicicleta de una fuerte personalidad y un sello distintivo frente al diseño más común de otras propuestas.
Chechu Rubiera: "el gravel y el gran fondo de carretera se van a fusionar"
Poco antes de ser presentada ante el público final, en Solo Bici tuvimos la oportunidad de participar en un evento organizado por MMR con periodistas y amigos de la marca en el que probar y conocer la nueva MMR X-Tour 2023.
En las emblemáticas montañas de Rocacorba, catedral mundial del gravel en la actualidad, la firma asturiana presumió de galones con la presencia de algunos de sus ‘pesos pesados’, embajadores de la talla de Samuel Sánchez o Juan Antonio Flecha, quienes nos transmitieron sus impresiones sobre la X-Tour en particular y el gravel en general.
No obstante, hemos querido plasmar la entrevista que nos ha dedicado Chechu Rubiera, desde 2010 integrado en la dirección del diseño y desarrollo de todas las bicicletas de MMR.
Después de varias temporadas con novedades en Mountain Bike (Kenta, Rakish) y en carretera (Adrenaline y Adrenaline Aero), parecía necesario un impulso en la gama de gravel de MMR.
Somos conscientes de la realidad del mercado y del empuje que está teniendo el gravel. Hasta ahora usábamos un cuadro compartido entre gravel y ciclocross, que se parecen y sirve para quien quiera acercarse al gravel. Pero queríamos hacer algo más enfocado a nuestra concepción del gravel, que pasa por una geometría diferente, con características diferentes.
Una de las cualidades de la nueva MMR X-Tour es la fusión entre una plataforma apta para la nueva corriente de gravel de competición y, al mismo tiempo, preparada para la concepción más aventurera de la modalidad.
Tal y como planteamos el futuro del mercado, entendemos que el concepto de gran fondo en carretera y el gravel se van a fusionar. Por ejemplo, el paso de rueda amplio es obligatorio y la geometría que responda a las grandes distancias y a las irregularidades del terreno, encajan en un diseño de reach corto y stack largo. Esto abrirá la puerta al público que desee tener una única bicicleta con dos juegos de ruedas y disfrutar de diferentes opciones de ciclismo. El gravel se está abriendo a un concepto más competitivo con distancias más cortas, creemos que podemos cubrir este espectro y ver hacia dónde evoluciona. Las opciones más complejas con sistemas de suspensión creemos que son más pasajeras y que no tendrán tanto recorrido.
La nueva MMR X-Tour ha sido probada ya en competición en algunas de las pruebas más exigentes del calendario (The Traka, Badlands…). ¿Cuál ha sido el feedback que os ha llegado de momento sobre el comportamiento de la bicicleta?
La saturación de la industria asiática durante el boom de la bicicleta tras la pandemia y la crisis de suministros ha retrasado el lanzamiento de la X-Tour. Esto, por otro lado, nos ha permitido probarla en competición, así como hacer multitud de ensayos en Asturias y test de fatiga en laboratorio, siguiendo la normativa ISO4210. Salimos muy confiados al mercado, con un feedback en el que nos transmiten su comodidad a nivel de geometría, buena respuesta en terreno roto y versátil a la hora de combinarla en carretera.
Sorprende que, siendo una bicicleta preparada para la aventura y las largas distancias, no haya presencia de más orificios para cargar portabultos, bidones o guardabarros.
Ha habido diferentes cambios de estrategia a medida que se ha ido desarrollando el proyecto. Arrancamos con muchos remaches para colocar portabultos, guardabarros, tercer portabidón… Llegó un momento en el que pensamos que funcionaría muy bien como el concepto que tenemos de bicicleta gran fondo en carretera y pensamos que tantos remaches podría desvirtuar su imagen. Nos dimos cuenta de que en el mercado las demandas de accesorios de bikepacking están fácilmente resueltas sin la necesidad de orificios aprovechando los diferentes tipos de abrazaderas y velcros.