La llegada de Orbea a Estados Unidos se sitúa en torno al año 2003. Por esa época tenían bien cubierta nuestra esponsorización tanto en montaña como en carretera. Eran años en los que Euskaltel Euskadi brillaba en el Tour de Francia, con corredores como Haimar Zubeldia o Iban Mayo que le daban mucha guerra Lance Armstrong en las etapas de montaña. En MTB, desde la incorporación de Julien Absalon en 2006 el Orbea Racing Team era el equipo del momento, con bikers como Jean Christophe Péraud, Iñaki Lejarreta…
“De este modo empezamos a ganar visibilidad en Estados Unidos, rememora Jon Fernández, director general de Orbea: “Sin embargo, éramos conscientes de que nos faltaba hacernos presentes en el ciclismo femenino, en particular en un país en el que el porcentaje de mujeres ciclistas era significativamente mayor que en Europa”.
Primero lo hicieron con dos equipos de carretera, el Velo Bella y el Webcor, y en 2006 llegaron a un acuerdo con el Luna Pro Team, lo que les permitió entrar en el MTB. En estos 10 años de colaboración, el camino que han recorrido juntos les ha enseñado a ambas partes el verdadero significado de la palabra “ganar”.
“El Luna Pro Team ha contribuido de manera muy valiosa a que actualmente tengamos la mejor bicicleta full-suspension XC del mercado, la Oiz”, indica Jon Fernández, director general de Orbea: “El valor de la esponsorización para mí no está tanto en el impacto de una victoria, que puede ser consecuencia de múltiples factores. Para mí es mucho más importante que las corredoras estén satisfechas con nuestros productos porque les ayudan a mejorar su rendimiento, así como el conocimiento que nos aporta contar con equipos profesionales en las competiciones más exigentes a la hora de desarrollar nuestras bicicletas”.
Detalles que ganan
El valor de la persistencia, de los lazos que han ido creando en estos diez años, también les hace profundizar en lo que significa “ganar” . “En una ocasión Waldek (Stepniosky, manager del equipo), y Julien (Brugeas) querían quedarse cerca del recinto durante una carrera por si necesitábamos su ayuda -rememora Kika Pendrel-: Hicieron amistad con una lugareña que les prestó su lavandería para usarla como taller mecánico. Cuando los vi trabajando en las bicicletas rodeados de camisetas de mujer y de ropa interior femenina pensé: ¡Qué no harían estos dos por ayudarnos!”.
Otro ejemplo es Katka (Katerina Nash), que llegó a leer un libro de historia sobre el País Vasco para conocer mejor las raíces de Orbea, y que cuando compite con el equipo en Europa (ella es checa) siempre agasaja al staff con unos riquísimos pasteles hechos por su madre. No es la única corredora que cuida ese tipo de detalles: “Georgia (Gould) tiene abejas en su jardín, fabrica su propia miel y suele regalarnos un bote” revela Julien: “Catharine (Pendrel) me envió una carta escrita de su puño y letra tras su bronce en Rio para darme las gracias por todo. Nosotros llevamos algo de jamón y de queso para las concentraciones, aunque no comen mucho porque no son alimentos que entren en la dieta de un deportista”, finaliza con una sonrisa.
El último eslabón
Estos diez años de colaboración han estado caracterizados por un trato tan estrecho como fluido. “La relación siempre ha sido muy fácil porque tanto el equipo como Orbea somos muy parecidos, transparentes y abiertos. Y nos une la pasión por el ciclismo”, destaca Jon Fernández.
“Me gusta el hecho de que mi bici vaya cambiando y evolucionando poco a poco año tras año”, afirma Katerina: “Aunque haya pasado meses sin montarla, puedo subirme a una en cualquier momento y correr con ella, porque realmente acabas conociendo muy bien tu equipamiento”.
En nuestra experiencia, eso es ganar: el último eslabón, la consecuencia de un trabajo compartido e intenso, la persistencia, obtener la confianza absoluta de los que trabajan contigo. Ganar es un verbo que se conjuga en plural: “Cuando mis resultados son buenos, y gracias al ambiente familiar que hemos creado en este tiempo, tengo la sensación de estar ganando también para todos los que componen Orbea”, concluye Catharine.