Durante todos los fines de semana son centenares los ciclistas que aprovechan sus días libres para disfrutar del campo y la naturaleza, y por supuesto de las dos ruedas. Sin embargo, desde hace varios meses, hay gente, por llamarles algo, que tienen decidido entorpecer la práctica del ciclismo de montaña. Y es que en los últimos meses son muchos los ciclistas que se han visto obligados a extremar la precaución por culpa de una serie de trampas que aparecen a lo largo de los caminos.
Palos con puntas, patatas con clavos enterradas en los senderos, piedras colocadas estratégicamente, cables a la altura del cuello o pastores eléctricos que cortan caminos y que cogen a los ciclistas completamente desprevenidos son algunas de las trampas más usadas por estos vándalos.
Por poner un ejemplo reciente, hace apenas siete meses, un ciclista sufrió una grave lesión medular a los mandos de su bici por culpa de una de estas trampas. Y así decenas de casos, donde más de uno se ha llevado un gran susto.
Muchos bikers han hecho llegar las denuncias a la policía, pero la dificultad para encontrar a los autores de estos actos es altísima.