Las pastillas de los frenos de disco, ya sea de una MTB o una bicicleta de carretera, tienen una determinada vida útil y con el uso se deterioran. Pero, ¿cómo saber si están desgastadas? ¿Cada cuánto tiempo se suelen cambiar? Respondemos a estas y otras dudas sobre una de las piezas clave de tus frenos.
Los frenos de disco es el sistema de frenado más usado en el ciclismo actualmente. Incluso en carretera conviven perfectamente con los montajes de frenos de llanta o zapatas. Sus beneficios con respecto a estos últimos son ya conocidos: frenada muy modulada, progresiva, no desgastan las paredes de la llanta, son efectivos en cualquier condición (lluvia, barro, etc.) y con ellos se logra una mejor integración de componentes.
El elemento clave de su adecuado funcionamiento son las pastillas de freno. Son pequeñas piezas hechas de metal o compuestos orgánicos y unidos con resina, que tienen forma rectangular, generalmente, y se ubican dentro de la pinza de freno. Es el elemento encargado de hacer fricción y oprimir el disco de freno, bajo la acción del pistón, para frenar su rotación, y con él, la rueda.
Por eso, es un elemento tan importante en la acción de frenar y, debido a la fricción con el disco, uno de los más expuestos al desgaste con el uso y el paso del tiempo. Por eso es recomendable revisar su estado frecuentemente.
Cuándo toca revisar las pastillas de freno
No hay un plazo mínimo o máximo para hacer una revisión del estado de las pastillas de los frenos de disco. Pero sí unas recomendaciones que comparten la mayoría de fabricantes. Entre esas recomendaciones, está la de hacer, como mínimo, una inspección visual cada mes.
Para hacer este chequeo te recomendamos extraer completamente el juego de pastillas, a través de su muelle separador. Verificar su desgaste a través de la ranura de la pinza no te permitirá ver completamente la parte situada más al interior de la pinza, que puede estar más desgastada que el lado más visible. Por eso es mejor sacar las pastillas completamente.
Este plazo de un mes lo puedes tomar como una referencia general. Pero si sales con mucha frecuencia (más de 3 salidas al día) haces enduro o descenso o, en el caso de la carretera, te gusta subir y bajar varios puertos en tus recorridos, deberás acortar este plazo de revisión.
Asimismo, si al frenar oyes que chirrían, deberás revisar también las pastillas. Puede que la superficie de frenado ya esté muy desgastada y estés frenando con el soporte metálico de la pastilla, pudiendo dañar los discos. O bien que esa superficie de frenado esté contaminada con suciedad o aceite lubricante de otros componentes (suspensiones o cadena). En el primer caso será necesario instalar unas nuevas. En el segundo, con una limpieza superficial con agua y alcohol o lijando suavemente la superficie será suficiente.
Identificar el desgaste de las pastillas
Las pastillas de todos los frenos de disco para bicicletas tienen tres partes bien diferenciadas. El primero es un soporte metálico de la pastilla, que mantiene fija y alineada la superficie de la pastilla con respecto al disco, usando un pasador atornillado a la pinza. El segundo es el muelle o ballesta, que las mantiene separadas dentro de la pinza y facilita su extracción.
Y el tercero es la superficie de frenado de la pastilla. Dependiendo del modelo, su composición será diferente: más metal, más compuesto orgánico o más resina. Todas ellas, con el uso y el tiempo, van desgastándose, es decir, reduciendo su grosor.
Por ello, al inspeccionar la pastilla, debes fijarte siempre en esta superficie, la que está en contacto con el disco. Mide su grosor con un calibre o una regla. Como norma general (aunque depende de la recomendación de cada fabricante) si éste es inferior al milímetro, aunque no sea uniforme para toda la superficie, tocará una sustitución.
En cuanto al grado de limpieza, si esta superficie acumula una gran cantidad de suciedad o restos de grasa, también te recomendamos cambiarlas por unas nuevas. Su coste no es muy elevado (10-15 euros por freno) y volverás a tener una frenada potente, eficaz y sin ruidos.
¿Cada cuánto tiempo se suelen cambiar?
Es la pregunta que más se hacen los usuarios que se estrenan con los discos. No hay una duración definida o general de las pastillas de freno. Su vida útil dependerá del uso, principalmente. Pero también de las condiciones ambientales o del tipo de material o compuesto de la propia pastilla.
No obstante, con un uso adecuado de los frenos y un mantenimiento periódico, pueden durar varios años sin desgastarse completamente, si los frenos son de una cierta calidad. También depende de la modalidad practicada. En MTB, especialmente en las disciplinas más radicales, las pastillas se pueden gastar en pocos meses.
Tipos de pastillas según su duración
Por último, si te toca cambiar las pastillas de freno por las razones anteriormente comentadas, presta atención al tipo de material o compuesto con el que están hechas. Dependiendo de éste, la pastilla puede ser más o menos duradera:
Corta duración: las pastillas de compuesto orgánico son las que más rápido se desgastan. Aunque, al contar con una superficie menos compacta y dura, su tacto de frenada es muy bueno y generan menos ruidos. Son también las más económicas.
Larga duración: las pastillas de freno sinterizadas o de compuesto metálico (se usa hierro, bronce o cobre para el compuesto) son más resistentes al sobrecalentamiento y se desgastan más lentamente. No obstante, su precio es superior a las de compuesto orgánico y suelen producir más sonido al frenar.