Pedersen, un arcoíris inesperado

Pedersen, un arcoíris inesperado

And the oscar goes to... ¡Mads Pedersen! Saltó la sorpresa en Yorkshire. Los Mundiales de ciclismo en carretera se cerraron con un desenlace insospechado. Nadie contaba con el joven danés en el grupo de elegidos que se jugarían la victoria. Y menos aún con su foto en lo más alto del podio. En el año de los Bernal, Van der Poel, Pogacar o Evenepoel explotó otra nueva figura: Pedersen, un arcoíris inesperado.

Tras una semana de catastróficas desdichas en el condado británico, alzó los brazos un ciclista de clase media y que ni siquiera era el líder de su propia selección. "Estaba delante con la idea de esperar a Fuglsang y Valgren, pero cuando han conectado Van der Poel y Trentin ellos no lo han podido hacer. Desde ese momento tocó sobrevivir", desveló el danés después de la carrera.

Y es que la prueba reina de los Mundiales fue de pura supervivencia: seis horas y media bajo la lluvia tumbaron cualquier quiniela de favoritos. Abandonaron Valverde, el campeón saliente que terminó con síntomas de hipotermia, Gilbert, afectado por una caída y nunca volvió a conectar con el grupo de cabeza, y un goteo incesante de ciclistas. Solo terminaron 46 de los 197 participantes.

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El frío y la incesante lluvia cambiaron el signo de la carrera. En la fuga se filtraron nombres muy conocidos: Roglic, Quintana y Carapaz, por ejemplo. El pelotón no les dejó irse más allá de los tres minutos y les dio caza ya en el circuito final de Harrogate. Allí lo probaron secundarios como Craddock, Kung, a la postre otra medalla sorpresa (bronce), Teunissen, Moscon y Pedersen.

El movimiento clave lo protagonizó el hombre más esperado: Van der Poel. Y a su cambio de ritmo solo respondió Trentin, dos veces y con aparente facilidad. Los dos llegaron a cabeza, donde ya solo esperaban Kung, Moscon y Pedersen. El desgaste golpeó al neerlandés, que acabó fundido y perdió once minutos en solo 12 kilómetros, y al italiano del  Ineos. También a Trentin, que lanzó el sprint sin fuerzas y presa de los calambres. Pedersen sobrevivió a todos y se enfundó un arcoíris inesperado. "Todavía no me lo creo", confesó incrédulo.

Proyecto de clasicómano con un incontable número de victorias en el circuito júnior, protagonizó grandes duelos ante Van der Poel, el más sonado en el Mundial de la categoría hace seis años en Florencia. En 2014 pasó a profesionales con el Cult Energy, prolífico pero ya extinto equipo de su país. Y en 2016 logró su primera victoria en una etapa del Tour de Noruega, ya enrolado en el Stölting alemán.

Sus prestaciones llamaron la atención del Trek-Segafredo, que le firmó por tres años y acabó de pulir a la joya danesa. En 2017 fue campeón de su país y ganó el Tour de Poitou Charentes y el Tour de Dinamarca. En 2018 se presentó como futuro aspirantes a las grandes clásicas de pavés: fue quinto en A Través de Flandes y segundo en la  Vuelta a Flandes. Víctima de las lesiones, en 2019 no se estrenó hasta el GP de Isbergues, justo una semana antes del Mundial. Estaba listo para dar la campanada.

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