La historia de Primoz Roglic: de saltador de esquí a número uno del ciclismo

La historia de Primoz Roglic: de saltador de esquí a número uno del ciclismo

Pocos cuestionan ya que Primoz Roglic sea el mejor ciclista del momento, el número uno, no sólo en el Ranking de la UCI. Una posición que se ha ganado año a año, carrera a carrera, en una rápida e imparable trayectoria deportiva que, sorprendentemente, no comenzó con el ciclismo. Hacemos un repaso de la evolución de un campeón único en la historia de este deporte.

Una vez finalizada la primera parte de la temporada ciclista, con las primeras vueltas por etapas y clásicas de primavera completadas, podemos afirmar que todo sigue igual en el pelotón: los eslovenos Primoz Roglic y Tadej Pogacar siguen dominando el calendario y acumulando victorias.

En el caso del primero, de 17 días de competición ha logrado vencer en 4, además de sumar una clasificación general, la de la Vuelta al País Vasco y cuatro podios, uno de ellos en la célebre Flecha Valona. En total, 5 triunfos que se añaden a los 47 que el corredor de Jumbo-Visma ha cosechado en ocho temporadas como profesional.

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Parece, sin embargo, que Primoz Roglic lleva mucho menos tiempo en la élite del ciclismo. Como si hubiera explotado como gran corredor mucho más tarde de lo que es habitual. Más aún teniendo en cuenta la precocidad ganadora de los ciclistas actuales. Y en parte es verdad, porque Roglic no es un corredor al uso formado desde pequeño en las escuelas ciclistas. Su entrada en este deporte fue por otra vía. Llegó un poco más tarde de lo habitual y fue fruto de una serie de circunstancias adversas, que acabó convirtiendo en favorables al descubrir la bici.

Los orígenes de Roglic: saltador de esquí de gran talento

https://www.youtube.com/watch?v=pwyzXfwdw04

Primoz Roglic es originario de Zagorje ob Savi, una pequeña ciudad industrial situada en la zona centro de Eslovenia. Ubicada entre montañas, la localidad, como muchas otras del país balcánico, posee una asentada tradición en la práctica del esquí. Y desde pequeño, Roglic se sintió atraído por este deporte, apuntándose en uno de los clubes locales.

Se especializó en los saltos, una disciplina en la que comenzó a despuntar desde muy joven. Su gran objetivo era ser campeón olímpico. Su buena progresión y calidad ya apuntaban a ello en su etapa de Junior. Tanto es así que con 17 años ganó el oro con Eslovenia en la competición por equipos del Campeonato del Mundo.

Pero, pocas semanas después de aquel logro, que lo situaba como uno de los saltadores más prometedores del mundo, sufrió un percance que cambió por completo su vida deportiva.

Caída, retirada y llegada al ciclismo

Ocurrió en el trampolín largo de Planica, al noroeste del país. Es una las rampas de lanzamiento más famosas de la disciplina, por su altura, pendiente y dificultad de ejecución, debido al fuerte viento cambiante de la zona. Era una de las paradas de la Copa del Mundo Junior y lograr un buen resultado aquí significaba "doctorarse" como gran saltador. Y Roglic afrontó la competición con enorme ambición. Demasiada quizás.

Afortunadamente, Roglic no sufrió heridas de enorme gravedad. Se rompió la nariz y tuvo algunas contusiones cerebrales. Estas últimas fueron las que más le preocuparon y le hicieron cambiar su visión sobre el esquí de salto. "Era joven y creía que podía con todo, pero esa caída me hizo abrir los ojos. Al salto de esquí hay que tenerle mucho respeto. Y yo se lo perdí", explicó hace unos años en un reportaje emitido por Eurosport.

Ciclista por 'accidente'

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Roglic siguió compitiendo con los esquís, superó las secuelas de la caída y siguió entrenando duro. Pero su carrera se estancó y no logró los ambiciosos objetivos que tenía proyectados antes de la caída. "No me sentía igual de motivado tras el percance. Al cumplir 21 años vi que no había cumplido ninguna de mis metas y me empecé a replantear mi carrera. Necesitaba un cambio", relataba en el mismo reportaje.

Decidió retirarse definitivamente del esquí en 2011 y buscar nuevos desafíos. Sin embargo, el físico de deportista y su ambición por ganar no habían desaparecido. Roglic comenzó a buscar un deporte alternativo para calmar esa nostalgia por la competición y recordó haber participado en algunos duatlones y triatlones locales, cuando era más pequeño.

Así, comenzó a montar en bici, a modo de prueba. Ni siquiera tenía una bicicleta propia. Tuvo que trabajar en un supermercado para comprar una de carretera de segunda mano. Su buen desempeño en pruebas locales le llenó de confianza y un día se atrevió a llamar a Andrej Hauptman, ex ciclista profesional y manager de uno de los equipos continentales más importante del país, el Radenska.

Un portento físico, pero "torpe con la bici"

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Hauptman reconoció, en un reportaje especial sobre la trayectoria de Roglic de Velonews, que al principio no tomó demasiado en serio la llamada de Roglic. "Me dijo que quería ser ciclista profesional, aunque no había corrido ni en categorías inferiores ni con ningún equipo". Hauptman recibió varias llamadas de Primoz pidiéndole consejos y una oportunidad para entrar en el equipo como stagiaire o aprendiz.

El preparador accedió finalmente para ponerle a prueba y no tardó mucho descubrió su enorme talento. "Su mayor problema era que no sabía como rodar en grupo sin cruzar una rueda con otro corredor y caerse. Pero cuando rodaba sólo en alguna subida, era todo un portento físico", explica a Velonews. Sólo Jan Polanc, ahora corredor del UAE Team de Pogacar, era capaz de ganarle en estos test. Y Polanc estaba considerado en ese momento como la gran promesa del ciclismo esloveno.

Roglic no entró finalmente en la plantilla del Radenska. Pero su stage con este equipo le permitió mejorar notablemente sus habilidades con la bicicleta y sentirse por primera vez corredor profesional. Sensación que disfrutaría al completo en 2013, al fichar por el equipo profesional esloveno Adria Mobil, con 23 años.

Seriedad y obsesión por los detalles, claves de su éxito

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Primoz Roglic ha llegado tan alto, y relativamente en tan poco tiempo, por una mezcla perseverancia, ambición, seriedad y buenas condiciones físicas. En varias ocasiones el propio corredor ha reconocido que su formación como saltador de esquí, donde es muy importante la concentración y el entrenamiento duro, con especial atención a los detalles, le ha servido para mejorar como ciclista.

También es un incansable competidor. A Roglic ha completado temporadas muy cargadas, con más de 70 días de competición en algunos casos. Llegaba a correr pruebas incluso en el mes de diciembre en sus primeros años con el Adria Mobil, como el Tour de Al Zubarah en Catar.

"Cuando era saltador, entrenaba mucho el core, el balance, equilibrio y flexibilidad. Ese tipo de trabajo me ha ayudado mucho en mi progresión como ciclista", reconoce. Su primera victoria como profesional llegó en 2014, en una etapa de media montaña del Tour de Azerbayán, que arrebató al sprint al australiano William Clarke. Desde entonces, no ha tenido ninguna temporada en blanco, acumulando una media de 6 victorias por año. Aunque su récord fue en la 2020 con 12 triunfos.

El Roglic voraz y el calculador

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Esa constancia, profesionalidad y trabajo de cada detalle de su preparación se plasma finalmente en las carreras. El líder de Jumbo-Visma ha mostrado siempre dos caras en la carretera. Una voraz y agresiva en vueltas por etapas de una semana, con múltiples triunfos de etapa en una misma carrera, y otra más fría y calculadora en grandes vueltas, aunque no por ello menos elegante o efectiva.

Son dos caras que demuestra la polivalencia del corredor, y su inteligencia. El paso al equipo Jumbo en 2016, por entonces una de las grandes apuestas del manager Richard Plugge para subir el nivel del conjunto y luchar por las grandes vueltas, dio a Roglic el apoyo de grupo que necesitaba para ganar en las grandes carreras del World Tour.

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Su trayectoria en el Jumbo lo es todo para Roglic, y viceversa. En su primer año con ellos ganó su primera etapa en una gran vuelta, la crono larga del Giro 2016.  Y en el segundo su primera etapa en el Tour, en el Galibier nada menos, y la primera medalla mundialista (plata en contrarreloj).

En 2018 llegaron las primeras generales de vueltas cortas: País Vasco, Romandía y Eslovenia, logradas de forma consecutiva y en el mismo año. Y en 2019, las grandes, con el tercer puesto en el Giro y la victoria final en la Vuelta, que repitió al año siguiente.

El Tour, su asignatura pendiente

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No obstante, y a pesar de triunfar en todo tipo de carreras, Roglic aún tiene pendiente ganar el Tour de Francia. Su dolorosa derrota yendo de amarillo en la crono final de la pasada edición ante su compatriota, el jovencísimo talento Tadej Pogacar, le decepcionó bastante.

Pero el esloveno, acostumbrado a superar baches iguales o peores que éste, parece haber olvidado por completo este amargo segundo puesto en la ronda francesa. Y lo que es mejor de todo, no ha hipotecado objetivos menores en la presente temporada para llegar más entero al Tour. Sus cinco triunfos esta primavera, en París-Niza y la Vuelta al País Vasco, mantienen intacta su voracidad ganadora más allá de la carrera gala, a la que llegará de nuevo con la vitola de máximo favorito.

Primoz Roglic: palmarés como profesional

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· 2 Vueltas a España (2019 y 2020).

· Lieja-Bastoña-Lieja (2020).

· 11 victorias de etapa en grandes vueltas: 3 en el Tour, 3 en el Giro y 5 en la Vuelta.

· 2 Tour de Romandía (2018, 2019).

· 2 Vueltas al País Vasco (2018, 2021).

· Tirreno-Adriático (2019).

· 2 podios en grandes vueltas: 3º en el Giro 2019 y 2º en el Tour 2020.

· Medalla de plata en el Mundial de contrarreloj (2017).

Fuente: ProCyclingStats

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