Pros y contras de un monoplato

Pros y contras de un monoplato

Si te encuentras en plena encrucijada contrastando opiniones, probadores y conocidos para saber si un solo plato se adaptará a tus necesidades, presta atención. Te damos los pros y contras de usar monoplato.

A favor

Nos hace la vida más fácil, más cómoda y más eficiente. Solo nos centramos en accionar un solo pulsador para gestionar el cambio. No hay duda de en qué plato estás y no perdemos tiempo en la transición más crítica, la de los platos.

Evidentemente es la elección de los adictos a las bicis ligeras, tan importante para disciplinas como el rally, maratón o enduro. Nos ahorramos uno o dos platos, un pulsador, el desviador y las fundas y cables pertinentes.

Si echamos un vistazo a las tablas de desarrollo y miramos las distintas combinaciones, veremos que en las transmisiones de doble y triple plato se generan duplicidades de desarrollo, innecesarias y ahora con el monoplato inexistentes.

Gracias a la tecnología de los dientes X-Sync, los dientes son mucho más altos y no poseen estrías laterales (ya que no hay necesidad de cambiar). Durante todas las pruebas que hemos acumulado en ningún caso se ha salido la cadena y no se nos ha pasado por la cabeza montar un guiacadenas.

Muy ligado al primer punto, al poseer menos elementos en la transmisión, nuestro manillar queda mucho más limpio, con un cable y funda de menos y con más espacio para instalar, si se requiere, controles remotos.

En contra

Evidentemente un solo plato no posee el amplio abanico de posibilidades de desarrollo que el de una biela con doble o triple plato. Para paliarlo debemos tener varios platos para montar (con el consiguiente engorro extra) para amoldarnos mejor al tipo de ruta o a las características de nuestra bici. Has de hilar fino y autoconocerte para encontrar el equilibrio perfecto entre la cadencia óptima para subir y un desarrollo generoso con el que no quedarte corto al bajar.

Por ello debemos atinar con la elección del plato según nuestro físico o tipo de terreno por el que nos movamos. El pecado más común es abusar de un plato demasiado grande que nos exija un pedaleo más atrancado, sin la cadencia que nos gustaría, con el consiguiente desgaste muscular.

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