Prueba del TRAX MTB, el accesorio para remolcar bicis

Prueba del TRAX MTB, el accesorio para remolcar bicis

Cuando lo vimos por primera vez hace un par de años, nos pareció una idea genial. Ahora que hemos podido realizar una prueba completa con el TRAX MTB reafirmamos la idea iniciar. Es un accesorio ideal para remolcar bicis. Apenas pesa, queda perfectamente integrado y es super efectivo. Así que vamos a analizar su funcionamiento.

Hace un par de años descubrimos en Kickstarter el TRAX MTB, un accesorio para instalar en la tija del sillín de cualquier bicicleta y que nos permite, en caso de necesidad, remolcar cualquier otra bicicleta. La de un niño, la de un compañero a quien le ha dado una pájara...

Antes de empezar con la prueba, vamos a recordar un poco la historia de este producto, cuya llegada al mercado no ha sido fácil. Y es que a pesar de la buena idea, la campaña de Kickstarter no logró los fondos suficientes para salir adelante. Este verano, sin embargo, vimos que a través de la web oficial de TRAX MTB ya se podía adquirir el producto, así que nos pusimos en contacto con ellos.

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Nos respondió Guillem, el inventor del TRAX, y nos respondió que efectivamente habían logrado finalmente financiar el proyecto por otros caminos y que ya estaban en marcha. Le pedimos si nos podía prestar una unidad para probarla para todos vosotros, y aquí estamos.

Prueba del TRAX MTB, instalación

La instalación del TRAX MTB en nuestra bici es de lo más sencillo. Cómo podéis ver en al foto que abre el artículo, se engancha con tres bridas en la parte alta de la tija del sillín, y listos. Su diseño está pensado para que se acople perfectamente a tijas de sillín de entre 27,2 y 31,6 mm  y una vez colocado ni nos enteramos que lo llevamos. Su peso es de 170 gramos.

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Una vez instalado, podemos circular normalmente con la bici hasta que lo necesitemos, momento en que extendemos el cable de Kevlar para engancharlo en la potencia de la bicicleta que queramos remolcar.

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Prueba del TRAX MTB, en marcha

Con una longitud de 2,2 metros, el cable permite una separación prudente entre la bici remolcada y la que hace de remolcadora, sin ser demasiado largo para que sea peligroso. Las dos primeras pedaladas son algo complicadas, puesto que los dos ciclistas deben sincronizarse bien, pero enseguida nos encontramos en marcha sin más problemas.

A partir de aquí, el cable realiza perfectamente su función. Es rígido, con lo que no va dando tirones, y fuerte. El que también debe estar fuerte es el ciclista que tira, aunque si el remolcado contribuye con sus pedaladas la verdad es que resulta hasta divertido. Pasamos a rodar en equipo, como puede suceder con un tándem.

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En nuestra prueba, la bici remolcadora era una Focus eléctrica que hizo prácticamente todo el trabajo sucio. Hicimos un recorrido por caminos del Pirineo con un desnivel importante y remolcando a un adulto, y en los peores momentos el remolcado podía dejar de pedalear. Entre el motor eléctrico de la Focus y el cable de Kevlar del TRAX la subida se hacía fácilmente.

Para desenganchar la bici remolcada, es tan sencillo como soltar el cable de la potencia, y se retrae automáticamente dentro de la caja como si de un cable de aspirador se tratara.

TRAX MTB, para quién

La verdad es que después de haber probado un TRAX MTB, mi opción va a ser llevarlo siempre montado cuando salga de ruta con amigos o familia, porque nunca se sabe cuando alguien puede tener un problema, desde un pinchazo hasta una pájara, y puede necesitar ayuda.

De todas formas, si para algún uso en particular recomendaría especialmente el TRX MTB es para los que van a rodar con niños. Es la manera ideal de compartir nuestra pasión por la bici con ellos, ayudándoles en los momentos en los que la montaña se vuelve demasiado dura o su cuerpo ya no aguanta. Con el TRAX, los niños se lo pasan de maravilla y podemos superar más fácilmente sus bajones.

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