Qué es el Down Country, el MTB de moda

Qué es el Down Country, el MTB de moda

Down Country, Súper XC, Cross Country radical… Existen varias formas de referirse a un tipo de Mountain Bike que está pegando fuerte esta temporada. Analizamos en qué consiste, cómo son las bicicletas que definen esta modalidad y cuáles son sus ventajas e inconvenientes.

 

¿Cuál es el origen del Down Country?

A pesar de tratarse de una modalidad reciente, su origen puede remontarse a varios años atrás. En cierto modo, la aparición de este tipo de bicicletas es una evolución natural habida cuenta de la tendencia que ha seguido el propio Mountain Bike en los últimos tiempos.

El desarrollo de bicicletas de 29 pulgadas ya invitó a muchos bikers a adentrarse en terreno más técnico con mayores garantías de seguridad. Después vinieron los ejes sobredimensionados, especialmente con la medida Boost (110 y 148 mm), que permitió a los fabricantes diseñar geometrías más radicales y dar cabida a llantas y cubiertas más anchas. La extensión de la tija telescópica a modalidades hasta hace poco impensables fue, en cierto modo, la llama que encendió la mecha.

En paralelo a estos avances, el Cross Country de competición también ha evolucionado hacia una disciplina mucho más técnica, donde los circuitos ‘pisteros’ han dado paso a segmentos espectaculares con abundancia de obstáculos artificiales, grandes saltos y cortados. Muchos ciclistas, inspirados por profesionales muy habilidosos como Nino Schurter o Jolanda Neff, han querido replicar esta experiencia más radical en sus rutas habituales, aumentando la demanda de bicicletas y componentes más capaces aunque conservando las propiedades clásicas del Cross Country y el Maratón tradicional.

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¿Cómo es una bicicleta de Down Country?

Todo este caldo de cultivo ha dado pie al nacimiento del Down Country, un término acuñado por el mercado británico haciendo un juego de palabras entre el Cross Country y el Downhill (descenso). Una forma ingeniosa de revelar cuál ha sido el área potenciada respecto a las XC convencionales.

Y es que muchas bicicletas de Down Country son una extensión de una XC, compartiendo en algunos casos el mismo cuadro. La principal característica de este segmento está en las suspensiones. Puesto que se pretende mejorar la absorción y la capacidad de descenso, una Down Country tiene más recorrido, al menos en la horquilla, que una XC, modalidad en la que los 100 mm delante y detrás es la medida dominante.

De este modo, muchas bicicletas de este XC radical han ampliado sus cotas hasta los 120 o incluso 130 mm en el eje delantero y, partiendo de 100 mm en la trasera, se aumenta a 115, 120 mm o incluso más.

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A pesar de este incremento en la suspensión, es importante destacar que este tipo de Mountain Bikes no son bicis Trail, sino una Cross Country súper vitaminada. Esto supone que el tratamiento de la suspensión, la plataforma de pedaleo y absorción, procede del XC, donde el tacto es más seco y progresivo. Por tanto el pedaleo también es más eficaz puesto que, al menos en su origen, fueron bicicletas desarrolladas para escalar con eficacia.

La pasada temporada, los dos gigantes en lo que a suspensiones se refiere, Fox y RockShox, presentaron sus dos propuestas de horquillas específicas para DC, con más recorrido, refuerzo en las barras y rigidez, pero con la ligereza como premisa principal.

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¿Cuál es su geometría?

Tanto si comparten cuadro con la versión XC convencional, como si se trata de un modelo desarrollado específicamente para esta modalidad, la geometría se ve alterada. El mayor recorrido en la horquilla abre el ángulo de la dirección, que en Down Country puede oscilar entre 65 y 67º aproximadamente, lo que también repercute en el ángulo del sillín (algo menos vertical), aumenta la distancia entre ejes y puede elevar ligeramente la altura del pedalier.

Por supuesto, las ruedas de 29 pulgadas son una obligatoriedad y la presencia de fibra de carbono como material de fabricación del cuadro es también lo más extendido. Gracias a ello, aunque el peso total es superior al de una XC ultra ligera, las Down Country pueden bajar los 12 kilos de peso e incluso logar un registro en báscula cercano a 10 kilos en las propuestas más elitistas.

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¿Qué componentes son imprescindibles?

Como comentábamos al inicio, el desarrollo de tijas telescópicas más ligeras y de menor recorrido ha sido clave en el origen del Down Country. Así, aunque algunos modelos de competición carecen de este componente, sin duda resulta necesario para potenciar todas las virtudes durante un descenso técnico tanto de la bicicleta como del piloto.

Además, las DC apuestan por llantas más anchas y reforzadas vestidas con neumáticos de mayor balón, de 2.3 a 2.4 pulgadas e incluso más, con carcasa reforzada y taqueado más pronunciado. Puesto que esta bicicleta va a adentrase en terreno más vertical, necesita mayor potencia de frenada. Para ello, muchos montajes incluyen de serie frenos de doble pistón y discos de mayor diámetro, normalmente de 180 mm.

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El cockpit también evoluciona asemejándose más a propuestas Trail y All Mountain. Las potencias tienden a ser más cortas, por debajo de 60 mm y, los manillares más anchos, a partir de 740 mm llegando incluso a 800 mm. En el cuadro de mandos se sucede una difícil convivencia entre el pulsador de la tija telescópica y el bloqueo de las suspensiones. Es por ello que en los últimos años se han desarrollado alternativas que permitan el montaje de ambos controles, como el bloqueo giratorio de RockShox o el mando de la tija Reverb, también de la firma americana. Muchos fabricantes prescinden del bloqueo de las suspensiones desatando el perfil más recreativo de esta plataforma.

En la transmisión no hay diferencias notables, aunque sí es común optar por un desarrollo algo menos exigente, con un monoplato de menor dentado (30 o 32 dientes) que permita afrontar fuertes subidas con plenas garantías a pesar del incremento del peso respecto a una XC ‘de libro’. La pérdida de capacidad rodadora con el plato más pequeño es una consecuencia inevitable en el Down Country.

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¿Para quién es el Down Country?

Ya te habrás dado cuenta que este tipo de bicicletas tratan de ser lo más polivalentes posible. Ganar capacidad de descenso y control en zonas técnicas sin perder (demasiado) sus propiedades escaladoras. La postura es algo más relajada aunque sigue invitando al ataque y al pedelao ágil.

Por tanto el ciclista que pretende adquirir una Down Country también tiene que ser versátil, con predilección por rutas moderadamente largas, más que en Trail y menos que en Maratón. En cuanto al tipo de terreno, las bicicletas están perfectamente preparadas para afrontar fuertes desniveles, pero cuando la pendiente se vuelve a nuestro favor, la elección siempre serán senderos rápidos y divertidos, sin temor de acometer pasos técnicos.

Es importante destacar que el perfil deportivo es menor que en una Cross Country de competición. La ligereza y el rendimiento rodador no es vital, pero están perfectamente preparadas para portal un dorsal al frente. Y de hecho pueden ser una opción excelente para quienes participan en carreras con un alto componente técnico.

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El futuro. ¿Hacia dónde va el Down Country?

Es complicado pronosticar cuál será el devenir del Down Country como modalidad. A pesar de poseer una marcada personalidad, estas bicicletas se encuentran justo a medio camino entre el XC-Maratón tradicional y las nuevas Trail de última generación.

De hecho, el Trail es un ejemplo de modalidad volátil, con picos de gran popularidad y otros periodos de casi desaparición. El mercado español ha sido un mercado de extremos, donde los bikers más ‘racing’ tendían a escoger las bicicletas más ligeras y deportivas y los pilotos más radicales optaban por las monturas de Enduro de largos recorridos y geometrías agresivas.

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Esta tendencia se ha ido diluyendo y es lo que ha propiciado el resurgir de una nueva hornada de bicicletas Trail más ligeras y radicales que nunca y, por supuesto, las nuevas Down Country con un fuerte arsenal tecnológico detrás. Si los materiales continúan adelgazando su peso y los circuitos de XC mantienen la tendencia de exigir una alta pericia técnica, quién sabe si terminarán incluso fagocitando a la clásica plataforma de las doble suspensión con 100 mm de recorrido.

En cualquier caso, lo que parece evidente es que este tipo de bicicletas ha llegado para quedarse. Y prueba de ello es que varios fabricantes han apostado por este esquema para desarrollar bicicletas eléctricas, con las que poder explorar sus ventajas de polivalencia. Pase lo que pase, en Solo Bici estaremos preparados para contártelo.

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