El término entrenamiento cruzado quizás no sea demasiado popular entre ciclistas, pero sí que lo es en deportes donde hay varias actividades combinadas.
Obviamente, el triatlón es el mejor ejemplo de ello, donde el deportista debe alternar entrenamientos de carrera a pie, natación y ciclismo.
Después de años de experiencia y estudios al respecto, se conocen ya los efectos positivos y también las interferencias negativas que tiene el combinar varios tipos de entrenamientos específicos al mismo tiempo.
Veamos a continuación los detalles de este fenómeno por el cual, cualquier biker puede mantener su forma o incluso mejorarla, realizando otras actividades que no sean la bici.
Esto es especialmente interesante cuando en invierno o por otros motivos, tienes menos oportunidades de salir a pedalear.
Correr, nadar, caminar…
Pero ocurre lo mismo si pensamos en otras formas de entrenamiento, como es el trabajo con pesas, el nadar, caminar a ritmo ligero, subir o bajar escaleras.
Como decimos, este efecto cruzado de una actividad sobre la otra, si es positivo, puede ser parte de nuestra estrategia en un deporte como el triatlón, donde no se tiene tiempo literal de trabajar por igual todas las disciplinas y, por tanto, jugamos por ejemplo, con el efecto positivo de la carrera a pie sobre el ciclismo, de manera que podemos decidir el dedicar más sesiones a la semana a la carrera que a la bici, pues en cierta manera, corriendo ya estamos contribuyendo a optimizar el rendimiento pedaleando.
Aplicación al MTB
Además de en el triatlón, este efecto colateral del entrenamiento cruzado puede ser clave cuando necesitamos mantener el nivel de forma en bici y no tenemos tiempo de montar en ella.
Trabajamos nuestra capacidad física, por tanto, con actividades que requieran menos tiempo, como puede ser hacer una sesión de runing de 35’ en un parque cerca de casa. El otro caso en el que podemos beneficiarnos del entrenamiento cruzado es el del período de vacaciones.
Un período de tiempo en el que a toda costa quieres mantener tu nivel de condición física pero durante el cual tengas que recurrir a otras actividades que no sean montar en bici. Es en ese caso cuando debes saber qué tipo de actividades tienen una mayor efecto positivo sobre la bici.
Las actividades cardiovasculares tienen un efecto central por el cual contribuyen, cuando menos, a mantenernos bien adaptados a un esfuerzo como es el de montar en bici.
El trabajo se centra en el corazón, los pulmones y el resto del sistema cardiovascular, que es capital en el rendimiento de un ciclista. Por ese motivo, nadar, correr, hacer patines en línea o incluso caminar a paso ligero son buenas alternativas para conseguir el efecto cruzado positivo.
Prioridades
Es evidente que correr o patinar en línea, quizás son más interesantes para un ciclista, pues además de mejorar a nivel cardiovascular se trabaja periféricamente la musculatura de las piernas.
Esto no significa que no sea útil nadar, pero sí que nos debemos marcar un orden de prioridades, en el sentido de que si en si nos encontramos en un lugar donde podemos correr o patinar en línea, por ejemplo, podemos dedicarnos a ello más que a nadar.
Correr a pie, patinar en línea, subir escaleras alternado con carrera o caminar ligero, por ejemplo, serían las actividades alternativas con un efecto más directo y positivo sobre el rendimiento en bici.
Nadar o actividades aeróbicas como clases dirigidas estarían en un segundo nivel. Tampoco pueden despreciarse sesiones de fuerza con pesas, aunque no deberían ser la actividad principal.