Ruta por las Bardenas Reales. Tierra de contrastes

Declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en el año 2.000, las Bardenas Reales son un auténtico paraíso para la práctica del mountain bike. Un lugar singular y único, a medio camino entre una estampa lunar y los parajes de Marruecos más típicos, que a nadie puede dejar indiferente y, lo más importante, siendo un terreno apto para todos los niveles.

Ruta por las Bardenas Reales. Tierra de contrastes

Declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en el año 2.000, las Bardenas Reales son un auténtico paraíso para la práctica del mountain bike. Un lugar singular y único, a medio camino entre una estampa lunar y los parajes de Marruecos más típicos, que a nadie puede dejar indiferente y, lo más

importante, siendo un terreno apto para todos los niveles.

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Cuando Jordi Calsina, presidente del Club Esportiu BTT Open Natura y uno de los motores del Open BTT Tour, me comentó que dentro de su programa de salidas especiales había una plaza en la segunda convocatoria de la salida a las Bardenas Reales, se me abrieron los ojos como platos. No me lo pensé dos veces. Cualquier practicante de mountain bike, más o menos entendido, con más o menos kilómetros, ha flipado en alguna ocasión con las fotos que ha visto de alguno de los hipnotizadores rincones de las Bardenas Reales.

Y cuando a uno se le presenta la oportunidad de materializar uno de sus máximos anhelos bikers, no hay que pensárselo mucho. Y esto fue lo que hice. La única duda estaba en saber cómo respondería mi cuerpo ante las dos etapas de que constaba esta ruta. Y, como no podía ser de otra forma, no tardé ni un minuto en llamar a mi amigo Jesús, que antes de que acabara de explicárselo me dijo: “Tino, cuenta conmigo”.

Tenía ciertas dudas, no por mi capacidad de sufrimiento, que es alta, sino por la respuesta que iban a dar mis piernas. Jordi me tranquilizó días antes diciéndome que no me preocupara, que la dificultad física era más bien escasa y que, para que me hiciera una idea, era como rodar por el paseo marítimo de Barcelona. Hombre, quizás esta comparación no fuera la más exacta, pero sí que a posteriori entendí el porqué de esta comparativa. La orografía, el perfil del desierto de las Bardenas Reales, no reviste apenas ninguna dificultad técnica. Tampoco hay retos físicos especialmente relevantes. Los 190 kilómetros señalizados para la práctica del mountain bike son aptos para todas las piernas. Abundan los tramos llanos y las subidas no son de consideración, más que algún que otro repechón, pero tampoco son de órdago.

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En la oficina de turismo de las Bardenas Reales se señalan hasta un total de nueve rutas habilitadas para el mountain bike, con kilometrajes que van de los 8,6, la más corta, a los 68 kilómetros la más larga. La salida que protagonicé junto al amigo Jesús –y que estuvo liderada en todo momento por el colega y compañero de redacción Sergi Fernández de Tolosa– constó de dos largas jornadas de MTB. Pienso que en dos días, en un fin de semana, se pueden recorrer los puntos más atractivos de las Bardenas Reales sobre la bici, tal como hicimos nosotros.

En la primera etapa, la del sábado, salimos de Pinsoro y fuimos hasta Valtierra, completando un recorrido de 52 kilómetros y 550 metros de desnivel; mientras que al día siguiente se iba de Valtierra a Pinsoro: 46 kilómetros y 500 metros de desnivel. Precisamente, mi gran duda estaba en el rendimiento que podría mostrar en la segunda jornada, porque sí que salgo a rodar, pero quizá no con la regularidad que debiera –maldita agenda–, y mis salidas no siempre rondan este kilometraje. Pero tengo que decir a la hora de la verdad que no sufrí en ningún momento.

En este tipo de salidas, desde el primer momento se deja bien claro que el que manda es Sergi Fernández de Tolosa, que él marca el ritmo y que hay que ir a su rueda. Además, de vez en cuando, cuando se considera oportuno, la caravana biker se detiene para que el gran descubridor de los grandes desiertos en bici cuente a sus compañeros de fatiga algún detalle de interés, ya sea cultural, paisajístico o cultural. Se trata, sin lugar a dudas, de una buena manera de entender el disfrute del mountain bike, lejos de las prisas y del estrés del golpe de pedal.

Lógicamente, no a todo el mundo le gusta este planteamiento, ya que siempre hay quien sólo sabe ir con el cuchillo entre los dientes y quien sólo disfruta cuando se exprime al máximo. Pero esta manera de entender el MTB es un craso error en un territorio como el de las Bardenas Reales. La propuesta de este parque natural no es de self service, no pide la rapidez de un fast food, pues requiere de una pausada digestión, que es cuando mejor se aprecian la calidad de los platos y se disfruta de la compañía.

La ruta del fin de semana empezaba a primera hora de la mañana desde Pinsoro. Una pequeña y tranquila localidad del municipio de Ejea de los Caballeros, capital de la comarca aragonesa de las Cinco Villas. Los primeros kilómetros transcurren por pistas anchas, hasta introducirte poco a poco en la magia de las Bardenas, en un paisaje que te va envolviendo a medida que avanza la ruta.

El perfil de estos primeros metros es casi llano, a excepción de las dos subidas que hay antes de llegar al Rallón. Un magnífico mirador, del que se obtienen unas vistas espectaculares, donde el viento puede soplar con fuerza y desde donde uno se hace una idea de la magnitud de la zona. También se aprecia en la distancia la zona militar. El Polígono de Tiro de las Bardenas es un campo de entrenamiento de tiro aéreo, que está en funcionamiento desde hace 60 años. En la actualidad se pueden realizar ejercicios de bombardeo, que en ocasiones se efectúan con fuego real. Por ello, hay que ser prudente y mirar los toros desde la barrera, sobre todo si tenemos en cuenta que se realizan unos 2.000 ejercicios anuales.

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Para apreciar toda esta información hay que ascender al mencionado Rallón, a través de dos rampas que sí, suben, pero que no son nada del otro mundo. De hecho, podemos decir sin temor a equivocarnos que serán los tramos más complicados físicamente de la jornada y, probablemente, de todo el fin de semana. A continuación puedes bordear este punto sobre la bici, acercarte al siguiente mirador, o bien poner ya rumbo al Paso de los Ciervos. Recordar que desde 1998 se prohíbe la circulación de bicis por este mítico paso. Hoy no se puede ni andar, pero también es verdad que nosotros no nos hemos encontrado ninguna señal que indicara esta prohibición.

Seguro que te morías de gana de bajar por él. Ya sólo su contemplación merece el desplazamiento. La belleza del mismo es enorme, así como su singularidad, unas cualidades que varían en función de las condiciones de luz, que pueden elevar a sublime la categoría de la belleza. Instantes previos a llegar a este punto se pasa por una serie de caminos en los que abundan socavones del tamaño de una rueda, por lo que hay que estar atento.

Antes de ir directamente a la ventana del Paso de los Ciervos, lo mejor es detenerse en el camino que desemboca en ella y apreciar la estampa del lugar. Hacer mil y una fotos y ver el sendero por el que bajaremos con la bici. Algunos compañeros me comentaron que sólo presentaba una pequeña dificultad en los primeros metros. Sí que a según quién le puede resultar un tanto complicado, pero es tan sencillo como superarlo con la bici al hombro, para después volver a montar y descender un sendero que nunca vas a olvidar.

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En algún punto es un tanto aéreo, pero si tienes un mínimo de técnica, no tiene que haber problema. Recuerda que bajar por él en bici está más que prohibido. De hecho, no se puede ni caminar por los alrededores, por lo que la decisión es tuya. Cada vez hay más guardas del parque y cada vez su rigurosidad es mayor. Si te pillan vas a tener que pagar una multa, como mínimo, de lo que se van a encargar los siete guardas de Medio Ambiente, la Policía Floral de Navarra y Seprona. De ahí que al menos podrías ser considerado y no bajar frenando todo el rato y erosionando en exceso el piso.

La ruta sigue hasta llegar a Castildetierra, donde nos comimos un bocata de tortilla exquisito. Aquí nos esperaba Dani Abril, el otro pilar del Club Esportiu Open Natura, con la furgo repleta de bocadillos y bebidas, sólo faltó una cervecita y una máquina de café. Es aquí donde se halla otro de los puntos emblemáticos de esta Reserva de la Biosfera, declarada como tal el 7 de noviembre de 2.000: el cabezo denominado Castildetierra. Una formación geológica única en Navarra, singular y de interés especial por su valor paisajístico. Es de tal valor, que preocupa su presente y su futuro, de ahí que incluso en la web del centro de información del parque se planteen la siguiente pregunta: ¿Qué actuaciones crees que se deberían realizar en el cabezo de Castildetierra para preservarlo? La foto es obligada.

Seguidamente la ruta avanza a través de pistas de todo tipo, bastante suaves, en las que el peor enemigo puede ser el ritmo marcado –tanto en esta jornada como en la anterior hay múltiples invitaciones para forzar el ritmo– y la acción de El Cierzo, fuerte viento que azota esta zona, que puede ser un auténtico mal de cabeza. Tras luchar contra este elemento unos cuantos kilómetros, la ruta pasa por el Mirador del Monasterio del Yugo, y a partir de aquí ya se inicia el descenso continuado por un paisaje cambiante, en el que vuelven a aparecer personas humanas y granjas. Ésta es otra de las características de la Ruta en bici por las Bardenas: la tranquilidad, aunque ésta no está exenta de que en algunos instantes haya que extremar las precauciones. No sólo se organizan rutas en BTT, también por ejemplo en quad, y nosotros mismos nos encontramos con varias caravanas de estos toscos vehículos, que, eso sí, fueron respetuosas.

Recuperados del esfuerzo de la primera jornada, nos volvemos a subir a la bici tras el desayuno. Por delante, 46 kilómetros y 500 metros de desnivel. Los primeros kilómetros transcurren paralelos a grandes campos de brócoli, para sorpresa de casi todos. A unos les cuesta más que a otros despertar las piernas tras los 52 kilómetros del día anterior, pero también es verdad que lo bueno en la vida hay que sufrirlo. Además, nadie nos podrá quitar haber bajado por el Paso de los Ciervos o junto al cabezo de Castildetierra.

A diferencia de la jornada previa, ésta no se caracteriza por un paisaje tan desértico, ya que en esta ocasión vamos en dirección a la Bardena Negra. Hubo quien se llevó algunas sorpresas, pues quería más paisaje lunar, pero las cosas son como son, y esta Bardena también tiene su encanto, aunque nunca podrá compartir en singularidad con su hermana más afamada. Lo que no varía es el perfil de la etapa, en la que apenas hay subidas de consideración y la presencia del viento, que puede ser muy molesta.

Toda la ruta transcurre por pistas anchas de buen piso, en las que sólo hay que apretar los dientes muy de vez en cuando. Lo malo en esta ocasión es que el ser humano es insaciable y odioso, y siempre quiere más. Y, claro, tras el lunar espectáculo del día anterior, se echa en falta más de lo mismo, pero la Bardena Negra es otra película. Ésta se caracteriza por su relieve formado por mesetas de distintas alturas y está surcada por una densa red de barrancos con fondos estrechos.

Las pistas por las que vamos están franqueadas por muchos campos de cultivo, que se hallan en las zonas llanas, pero también hay coscojares y pinares. No en vano, es la zona con mayor cobertura vegetal de las Bardenas. Quizá la nota de color la encontremos en la pequeña laguna que aparece como de la nada hacia mitad de recorrido, que, por cierto, sigue la Ruta 5 de BTT.

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Esta masa, en contraste con el entorno, sobresale en belleza y, en días de extremo calor, puede que haya quien se cree que está ante un espejismo. A medida que avanzan los kilómetros, cada vez son más las ganas de llegar a Pinsoro y disfrutar de una merecida ducha y de una buena comida, sobre todo también porque el calor hoy aprieta de verdad. Ayer se dejaba llevar, pero hoy el Lorenzo está especialmente pesado.

De vez en cuando nos encontramos con algún que otro grupo de cicloturistas. El turismo en BTT va a más, y las Bardenas Reales son uno de los enclaves que generan más pasión -al año pasan por el Centro de Visitantes unas 40.000 personas-, que se manifiesta en una de sus máximas expresiones cada año con la disputa de la Extreme Bardenas. Pero ésta ya es otra historia. Otra movida. Otro plato que requiere de una elaboración diferente y de una degustación de otra clase.

Las 9 rutas oficiales Antes de empezar a rodar, hay que tener en cuenta que vamos a rodar por un parque natural, una reserva de la biosfera, por lo que siempre hay que circular por los caminos marcados. De hecho, está prohibido salirse de las rutas establecidas y nueve son las rutas en BTT que se proponen desde la Oficina de Turismo, lástima que en la web no cuelgue los tracks, aunque sí los perfiles.

El Plano (28,6 km y 200 metros de desnivel)

Resumen: Esta ruta transcurre por dos de los paisajes más singulares de las Bardenas: la Blanca y el Plano. No presenta ninguna dificultad, a excepción de la pendiente final que asciende al plano, aunque no es especialmente larga. Una vez superado este punto, el paisaje cambia radicalmente, dominando las grandes extensiones llanas y cultivadas, en un ambiente estepario y solitario. Durante un buen tramo se circula por el antiguo Camino Real de Tudela a La Oliva, para finalmente encontrarnos una vez más con el atormentado paisaje de la Blanca, para volver al punto de inicio, el paso.

Vuelta al embalse del Ferial (8,6 km y 60 metros de desnivel)

Resumen: Corto y sencillo recorrido que da la vuelta al embalse del Ferial. La vuelta se realiza en el sentido contrario a las agujas del reloj, por pistas en buen estado.

Vuelta al Polígono Desde el Paso: (48,3 km y 300 metros de desnivel) Desde el Alto de Aguilares: (31,7 km y 120 metros de desnivel)

Resumen: Es éste el recorrido más conocido, que circula por la pista perimetral del Polígono de Tiro, y que arranca bien en el paso o bien en el Alto de Aguilares. Una de las características de esta ruta es que rodea el campo de tiro militar, con posibilidad de hacerlo en los dos sentidos, pasando por alguno de los lugares más emblemáticos: Castildetierra, Pisquerra, Rallón… Pero, cuidado, no hay que entrar en el interior del campo militar.

Resumen: Una de las rutas menos conocidas, pero no por ello menos recomendable. Circula por el poco conocido paraje de Landazuria, donde se alternan las zonas de regadío con las de secano, circulando, además de por las Bardenas, por los terrenos de Arguedas y Valtierra. Parte de la Ermita de Nuestra Señora del Yugo (Arguedas).

Resumen: Excursión por una de las zonas más agrestes y solitarias de Bardenas, fuera de los circuitos transitados. Esta ruta bordea la Reserva Natural del Rincón del Bu. El inicio de la ruta se halla en el punto kilométrico 17 de la carretera NA-125, de Tudela a Ejea de los Caballeros; y sobresale por sus tramos de trazado tortuoso, con continuas subidas y bajadas, y por el paisaje desértico de cárcavas, barrancos, cabezos y planas.

Resumen: Itinerario que asciende a la Plana de la Negra, uno de los puntos más altos y emblemáticos de Bardenas. El inicio de la ruta se halla en el punto kilométrico 17,3 de la carretera NA-125, de Tudela a Ejea de los Caballeros. Desde este punto se toma dirección sur. La ruta toma rumbo hacia la Plana de la Negra, bien visible por su altera y por sus laderas cubiertas de pinos y coscojas que le dan un color oscuro. Un fuerte repecho sirve para coronar esta meseta, desde la que se disfruta de unas vistas excepcionales.

Resumen: Discurre por la Plana de la Negra y nos acerca al Santuario de Sancho Abarca, punto desde el que dominan los extensos pinares de la Bardena Negra. La ida y la vuelta se realizan por el mismo recorrido, salpicado de bellos pinares de pino carrasco que cubren las laderas y de las extensiones de campo cultivados.

Resumen: Ruta que, desde el extremo sur de Bardenas y de pasar por los parajes más áridos de la misma, nos lleva al Santuario de Sancho Abarca. Coincide en parte del trazado con la Cañada Real de los Roncaleses y atraviesa los pinares de la Reserva Natural de las Caídas de la Negra. Ida y vuelta se realizan por el mismo camino.

Resumen: Es la ruta de mayor kilometraje y la de mayor desnivel. Combina varios itinerarios para atravesar las Bardenas Reales de un extremo a otro. Es un recorrido lineal que puede realizarse en los dos sentidos. El inicio sería en el paso, desde el norte, y desde la carretera Tudela-Tauste (km 22), por el sur. Circula por lugares tan singulares como la depresión de la Blanca, la loma de la Madera, las moles de la Nasa o el barranco de Valdenovillas.

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