La Bronson ha sido la primera bici de 27,5 de la marca californiana, pero no la última. Una enduro de lo más capaz.
Lo que iban siendo rumores y habladurías desde hace meses se convirtió en realidad en la Sea Otter Classic. Santa Cruz Bicycles daba el salto a las ruedas de 27,5 con el esperado modelo Bronson.
La Bronson ha sido una bicicleta deseada ya mucho antes de ver la luz, un modelo de 150 mm de recorrido trasero para una categoría all mountain/enduro, donde este tamaño de rueda se va a imponer con total claridad a las actuales 26 pulgadas; no en vano, la propia marca californiana presentó hace un par o tres de meses la hermana pequeña de la Bronson, la Solo. Y es que todo parece indicar que las bicis de 26 pasarán a la historia, aunque ése es otro tema que ya tocaremos en otra ocasión.
Excelente calidad
El cuadro está pensado para equipar horquillas con algo más de recorrido, aunque lógicamente en 150 mm será como nos quedará mejor compensada geométricamente.
Posee todas las características de las últimas creaciones de la marca: sistema de suspensión trasera VPP con cuadro de carbono y bieletas de aluminio (para una mayor durabilidad), puntos de giro con rodamientos sellados y engrasador de fácil acceso para la bieleta inferior, pipa de dirección tapered, eje trasero de 142x12 mm, pedalier convencional roscado para evitar ruidos (según argumentan en la marca), etc. Además, posee anclaje ISCG 05, opción de montaje de cambio Direct Mount de Shimano y cableado interno en su parte final para la tija telescópica, aunque si lo prefieres por fuera, equipa los topes para hacerlo fácilmente.
Parece que el futuro del enduro pasa por las ruedas grandes. Las 26 están sentenciadas en favor de las 27,5
Su cuadro está fabricado en carbono, pero si prefieres el aluminio por la razón que sea (básica y posiblemente la económica), también existe tal versión. Además, podrás comprar el cuadro suelto (2.751 euros con amortiguador Fox Float CTD o 2.980 euros con Float CTD Factory en carbono; 1,903 euros con amortiguador Fox Float CTD o 2.133 euros con Float CTD Factory en aluminio) u optar por las diferentes versiones con montaje completo (desde 4.666 euros hasta 10.436 euros en las 6 posibles versiones de carbono; desde 3.819 euros hasta 5.490 euros en las dos versiones de aluminio existentes).
Juguetona y efectiva
Tenemos que decir que, encima de la bici, la geometría es perfecta. Cortita de tubo superior sin pasarse (aunque con el sillín colocado al máximo hacia detrás) y ángulos acertados para otorgarle una manejabilidad y carácter juguetón de lo más apropiado al estilo de bici. Aquí, lógicamente, sus ruedas de 27,5 juegan un factor importante al darle, además de esta capacidad de maniobra, una estabilidad y nobleza impresionante. En todo momento puedes predecir qué hará la bici, aunque con el punto justo de diversión, si eres de los que te gusta ir haciendo tonterías.
En cuanto el sistema de suspensión VPP, la bieleta inferior está bastante perpendicular respecto al suelo, como en la mayoría de las bicis aparecidas de unos años hacia aquí, lo que hace que pierda aquella sensibilidad que antaño contaban este tipo de bicis en pro de un buen pedaleo. Ésa es si duda una de sus grandes cualidades: la efectividad de pedaleo. Y es que el funcionamiento del sistema es más bien duro al principio, mientras que en el tramo intermedio se nota absorbente para luego volverse progresivo y no llegar a hacer tope. En este sentido diremos que el setting de amortiguador y suspensión es más bien duro, para eliminar la sensación de hundimiento constante que ofrece el CTD de FOX. Y esto nos gusta, ya que hace que el control de la bici sea mejor que si se hunde demasiado. Además, la diferencia entre las tres posiciones del CTD se aprecian perfectamente.
De todas maneras, esperábamos algo más de absorción, la verdad, ya que consideramos que 150 mm de recorrido con ruedas de 27,5, a pesar de probar con presiones más bien bajas, deben mostrarse más absorbentes de lo que parece. A la hora de subir, también diremos que la posición Climb sólo la utilizamos en asfalto o pista muy buena, ya que si aparecen algo de irregularidades, no ayuda en la tracción, por lo que la opción Trail será la más adecuada en este caso. De hecho, será la más adecuada prácticamente para todo, excepto en estas situaciones antes mencionadas y a la hora de bajar, en las que optaremos por la Descend, lógicamente.
En cuanto a la rigidez del cuadro, tenemos que decir que es perfecta, a lo que ayuda mucho el eje trasero pasante de 142x12 mm, que hace que en todo momento sea más que correcta en este aspecto. Y también las ruedas con aro WTB y bujes DT Swiss, que son muy rígidas. A éstas le acompañan unas Maxxis Highroller II Tubeless Ready (la primera vez que las probamos), que cuentan con un agarre excelente, además de una buena banda de rodadura.
La Bronson se perfila como una buena opción y demuestra que lo de las ruedas de 27,5 son un gran acierto, no una moda
Otros aspectos a destacar son que monta tres platos, algo que no fue del todo de nuestro agrado, ya que creemos que con dos sería más adecuado por la facilidad de gestión de los cambios. También nos habría gustado un manillar algo más ancho, aunque en este caso diremos que es una cuestión de gustos y es algo fácil de cambiar.
En definitiva, la Bronson con ruedas de 27,5 es una muy buena opción por funcionamiento general, aunque añoramos los años en que las Santa Cruz eran mucho más absorbentes, la verdad. Y quizás la mayoría de las bicis con este tipo de sistema, como nos pasó el mes pasado con la Ibis Ripley. Parece que dé miedo que se muevan algo en pro de una mejor absorción, cuando en una bici de este estilo ya se asume que debe ser así. Pero bueno, no podemos entrar en la filosofía y el carácter que cada marca quiere darle a sus bicis. Eso sí, si te lo puedes permitir, la Bronson es una bici preciosa, con unos acabados de lujo y de lo más efectiva.
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