Scott Spark VS Bold Linkin: las 2 MTB integradas, frente a frente

Scott Spark VS Bold Linkin: las 2 MTB integradas, frente a frente

La alianza de Scott con Bold ha conllevado grandes avances en las tecnologías de integración de las bicicletas. El lanzamiento este año de la nueva Scott Spark y de la Bold Linkin parece abrir una nueva era en el diseño de los cuadros de MTB. Una vez hemos probado ambos modelos, llega la hora de compararlas y analizar sus puntos fuertes (y otros de mejora).

Tras la alianza (que no compra ni fusión como se ha extendido erróneamente) entre las marcas suizas Scott y Bold, está el lanzamiento de dos de las MTB más innovadoras y comentadas de este 2021: la Scott Spark y la Bold Linkin. Ambas han llevado a la primera plana a la actualidad del mountain bike el concepto casi futurista de integración entre cuadro y componentes.

Hay que dejar claro que esta tendencia no es coto exclusivo de ambos fabricantes, ni es algo inédito de esta temporada o la anterior. Desde hace años, las principales marcas de bicicletas han diseñado eficientes sistemas de ocultación de cables. También manillares unidos a potencias o huecos en el tubo del sillín (o caja del pedalier) para albergar amortiguadores. Innovaciones practicadas y generalizadas en todas las modalidades, desde la carretera hasta el MTB.

Pero Scott y Bold han llevado la integración a un nuevo nivel, en una disciplina, como la del MTB, donde es más complicado llevar a cabo esta idea. Bold fue la primera marca en subir ese escalón con el lanzamiento de la primera doble con amortiguador oculto dentro del cuadro, la Linkin, en el 2015 y actualizada para 2022. Pero Scott ha extendido este concepto y le ha dado mayor relevancia aplicándolo este año a uno de sus MTB estrella: la Spark. Llega el momento de enfrentar y comparar ambos modelos y extraer conclusiones.

Scott Spark 900 contra Bold Linkin 2022: cuadro y geometría

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Hay que aclarar de antemano que para realizar esta comparativa elegimos la Scott Spark 900, la opción Trail del modelo con 130/120 mm, debido a sus mayores similitudes con la Bold Linkin 135 (140/135 mm) que el modelo RC de XC y 120 mm. Esto nos va a permitir contrastar mejor ambas y no descompensar la comparación.

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En lo que respecta a la Spark 900, a simple vista se percibe una unión más limpia, al menos más continuada, entre el triángulo delantero y trasero. Lo consigue con líneas más rectas de vainas y tirantes, además de los brazos de la bieleta interna, que conectan con el punto de giro superior del esquema monopivote.

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Un esquema que repite la nueva Bold Linkin en el basculante, pero con la salvedad de ser los propios extremos de los tirantes, sin brazos intermedios, los que 'abrazan' el anclaje superior del amortiguador. Se logra así un basculante más compacto y rígido, incluso más integrado aún que el de la Spark. Aunque estéticamente parezca más tosco y separe más el triángulo delantero del trasero.

A nivel de materiales, en la gama Spark 900 hay más variedad y opciones donde escoger, diversificando así precios y haciendo más 'accesible' el modelo: carbono de alto módulo HMX-SL (usado en competición), HMX, HMF, carbono-aluminio y aluminio. La Bold Linkin, sin embargo, sólo presenta una sólo cuadro de carbono HMX para toda la gama, lo que reduce la posibilidad de elección y mantiene el precio más elevado que la Spark. En lo que respecta al peso, la Spark acaba siendo bastante más ligera que la Bold 135, 11,3 kg por 13,9 kg (versiones con carbono HMX).

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En este punto la Scott Spark 900 es una MTB más deportiva y rodadora, más ágil, pero también menos estable. Los recorridos de suspensión más reducidos se traducen en medidas y ángulos más rodadores, que hemos comprobado en los senderos.

En el modelo de Scott, la distancia entre ejes es 1.174 mm (datos en talla M), por los 1.213 mm de la Bold. Pero en el ángulo de la dirección las diferencias son más escasas. Comparten el mismo valor para su geometría estándar, de 65,8º. Mientras que con sus cazoletas de dirección intercambiables la Bold gana más lanzamiento, quedándose en 64,4º (65,2º la Spark). El del sillín si es más vertical en la Linkin, con 77,7º, por los 75,9º de la Spark.

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Remarcar también que la Bold añade un flip chip o tuerca en ambos tirantes para subir o bajar la altura del pedalier en 6,3 mm, un ajuste más con el que no cuenta la Spark.

Suspensiones

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El punto clave que une a estas dos dobles, pero también las diferencia al mismo tiempo. Ambas ocultan el amortiguador en el cuadro con el mismo acceso desde abajo para ajustes y mantenimiento. Asimismo, comparten esquema de suspensión de un solo pivote, muy ligero y poco contaminante de la pedalada.

Pero, sin embargo, difieren tanto en la forma de anclar el basculante a la suspensión, que hemos explicado en el apartado del cuadro, como en la posición y ubicación del amortiguador. La Spark sigue apostando por un anclaje Trunnion, en posición vertical e invertido, herencia de la anterior generación.

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Pero la Linkin baja aún más su posición hasta tumbarlo, justo encima del eje de pedalier. Con esto pretende bajar todo lo posible el centro de gravedad de la bici. Y es un cambio para lograr un grado más de estabilidad y control, que ya notamos en nuestro primer contacto con la bici.

Sí que se asemejan mucho a la hora de ajustar su comportamiento. Ambas bicis montan mando remoto de tres posiciones en el manillar: el efectivo TwinLoc en la Spark y el TracLoc de Bold. Con ambos es posible tanto reducir el recorrido efectivo de ambas suspensiones como adaptar al mismo tiempo la geometría. Las posiciones son de bloqueo completo, tracción (pedaleo) y descenso (completamente abiertas).

Componentes

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Ambas bicicletas optan por extender la integración más allá del cuadro, la suspensión o el cableado. Comienzan por el conjunto manillar-potencia, optando por el Syncros Fraser de carbono que popularizó el equipo Scott-SRAM, con Schurter a la cabeza, en la anterior Spark RC. La versión elegida por la Spark 900 es la IC DC, de 760 mm de ancho y ángulo neutro (0º) de la potencia. En el caso de la Bold Linkin, se trata del Hixon IC de 780 mm. Un manillar más adaptado al Trail y All Mountain que el DC.

Para el resto de componentes, ambos optan por la relación 1x12, con los grupos SRAM XX1 y X01 Eagle AXS en los montajes estrella de la Spark, mientras que la Linkin opta por el más Trail o endurero X01. Asimismo, no escatiman en potencia de frenado instalando frenos de 4 pistones de serie con discos de gran diámetro (180/180 en la Spark y 203/180 en la Linkin). En cuanto a los neumáticos, la Spark 900 monta de serie de 29x2.4" (aunque puede albergar de 2.6"), mientras que en Bold instalan directamente los de 29x2.6".

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Por último, no podemos dejar de hablar de la multiherramienta compacta que la Bold Linkin integra también dentro del cuadro. Está situada concretamente en el lado interior de la tapa protectora del amortiguador y se denomina Save the Day, toda una declaración sobre su utilidad. Consta de llaves Allen, Torx, cámara de repuesto, mini bomba, desmontables y cierre rápido de cadena. Además, en el extremo del eje trasero se aloja un sistema extraíble con llave Allen de 6 mm y dos Torx T25 y T30. Todas ellas son necesarias para los ajustes y aprietes de la bicicleta.

Nivel de integración

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Con todo esto, ya es más fácil comparar la integración y nivel tecnológico de ambos modelos. Si bien el diseño es muy similar y en algunos puntos cuesta diferenciarlas, las diversas cotas de geometría, recorridos, variantes del basculante y componentes orientan la Scott Spark 900 hacia un Trail ligero más rodador, una MTB más equilibrada con buenas aptitudes para subir o llanear.

Mientras, la Bold Linkin tiene un punto más de integración y opta por un modelo más rompedor y radical, está más orientada a recorridos más técnicos y hacia los descensos. Aún manteniendo un buen equilibrio, esta Trail se acerca más al All Mountain e incluso al Enduro. No digamos ya su versión de 150 mm.

Pros y contras, ¿es la integración el futuro de las MTB?

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Tras probar ambas bicicletas en entorno, los singletracks y la alta montaña, podemos concluir que ambas bicicletas aportan sensaciones nuevas: más rigidez, control, mejor reparto de pesos y más equilibro en general. La idea de MTB perfecta, que sirva para todo tipo de terrenos, tiene en la integración uno de sus mejores aliados, por lo que en el futuro es muy probable que veamos más modelos de este tipo y propuestas similares de otras marcas.

Fusionar cuadro y componentes, como el amortiguador o el manillar con la potencia, conlleva beneficios de peso (bieletas más pequeñas, menos puntos de giro, tornillos, etc.) simplicidad mecánica, protección de los componentes y mejoras estéticas.

Pero, como todo avance tecnológico, no está exento de contras. El primero es un mayor esfuerzo de diseño y construcción del fabricante, que aumenta el grado de exclusividad del producto, y, por tanto, el precio. Scott Spark y Bold Linkin son bicicletas caras, y habrá que esperar a que este tipo de tecnologías se generalicen más entre las marcas para que se vean bajadas de precio con el tiempo.

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El segundo inconveniente es a nivel mecánico y en el referente a las reparaciones. No hay que confundir aquí el concepto de simplicidad mecánica (misma o mayor eficacia con menos piezas) con la facilidad de reparación. En el caso del amortiguador, las operaciones de ajuste o montaje serán un poco más lentas que si fuera exterior. Debido a la la necesidad de abrir o cerrar la tapa a cada momento. Aunque Scott y Bold se han preocupado y mucho de que la operación de extracción sea lo más sencilla posible para el mecánico.

Por último, en el caso de los manillares integrados, será más complicado variar sus medidas una vez comprado, o instalar una potencia nueva con más longitud u otra angulación. En este caso, habrá que elegir muy bien las dimensiones antes de optar por uno u otro modelo.

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