Solo Bici te cuenta la historia de Àlex Roca

Solo Bici te cuenta la historia de Àlex Roca

Existen muchos ejemplos de superación. Uno de los más admirables es el del joven de Barcelona Àlex Roca.

Sufre una parálisis cerebral del 76 %, pero en vez de quedarse en casa, sale de ella en busca de nuevos retos, como el de la Titan Desert, intentando demostrar que los límites no existen y que la palabra “discapacidad” está mal formulada.

Àlex, ¿en qué consiste tu discapacidad?

Sufro una parálisis cerebral de un 76 % de discapacidad física y tengo dos operaciones en el pie. Nací normal, entre comillas, porque a mí la palabra normal no me gusta. Con seis meses tuve una encefalitis vírica herpética, que es un herpes que te puede salir en el labio, por ejemplo, pero que a mí me salió en el cerebro.

¿Cuándo empezaste a hacer deporte?

Me gusta mucho el deporte, desde que era pequeño, jugando a fútbol. A medida que fui creciendo probé el tenis, pero no me gustó, y más adelante empecé a hacer carreras a pie, de 5 y 10 km. La primera hace cinco años. Fue la de El Corte Inglés, de 10 km, y no me gustó mucho. Prefiero las distancias cortas, 5 km más o menos, porque si no se me carga la pierna.

¿Cuándo nace tu relación con la bici y las carreras?

Desde pequeño, con una bici con ruedines, porque no tengo estabilidad. Hace dos años hice un triatlón con una bici de tres ruedas y no me gustó. No podía ir rápido. Hasta que mi tío José Campillo me dijo de alquilar un tándem. Me gustó mucho su adrenalina. Hicimos la Orbea Monegros (117, 5 km). Me encantó.

El siguiente paso fue la Titan Desert.

Mi tío ya la había hecho y este año me tocaba a mí. A él y a mí nos gusta mucho ir en tándem y pensamos en hacer la Titan. Hicimos un equipo de cinco personas: él y yo, y de apoyo en las dunas para levantar la bici mi hermano Víctor, un amigo de mi tío y un amigo mío.

¿Por qué tomaste parte en la Titan Desert?

Porque me gusta ir en bici, igual que a todo el mundo. Era un reto que me hacía sentir bien, pero además me gusta mucho demostrar mi lema, que es que el límite te lo pones tú, porque nadie de tu alrededor te puede decir que no puedes hacer algo si no te conoce. Déjame hacer y yo veré mi propio límite.

¿Cuántas carreras has hecho en MTB?

La Monegros, la Titan Desert y la Pilgrim Race.

¿Qué es lo más difícil para ti cuando compites en bici?

Yo no tengo equilibrio, por eso voy en tándem, y para mí lo más difícil es la hidratación, pero cuando ves la meta en las etapas, es muy gratificante.

¿Cómo va el tándem?

En llano y en bajada, genial, muy rápido, pero en subida le cuesta más. Pesa dos veces más que una bici, 32 kg.

Con tu amigo Héctor en bici te entiendes muy bien.

Sí. Cuando él ve que yo aprieto más el pedal, cambia y va más rápido, y viceversa, y cuando tengo que beber, le doy en la espalda, donde lleva dos botellas. Cojo el agua y puedo beber solo. Es una técnica que hemos ideado. En la Titan llevaba una mochila de hidratación adaptada, pero no puedo succionar. Iba con batería y motor, y no me fue muy bien (se mareaba bastante).

¿Tienes próximos retos en bici?

Probablemente el año que viene volvamos a la Titan (este año solo pudo completar tres etapas) con otro equipo y a ver si podemos ser finishers. Ahora ya sé cómo es la carrera y creo que puedo mejorar cosas.

¿Cuál es tu máximo deseo?

Tener salud, que la gente no tenga prejuicios y que den más oportunidades a las personas con discapacidad, entre comillas. No me gusta la palabra discapacidad.

Por cierto, ¿qué ciclistas admiras más?

A Josep Betalú, que tuvo un gesto muy bonito en la Titan cuando me dio el maillot de finisher. A Milton Ramos, que en la Titan nos ayudó mucho y es muy buen chico. E Ibon Zugasti, miro muchos sus vídeos.

¿Crees que eres un estímulo para otras personas?

Creo que sí. Hay gente, entre comillas con discapacidad, que ve las cosas que hago y pueden animarse a hacer lo que deseen, ya sea ir a caminar o jugar a fútbol. Me hace sentir bien que se animen, tiren adelante y luchen.

Como él mismo, que ha encontrado en el deporte su refugio y que lleva una vida como cualquier otro joven. No puede hablar como tú y como yo –esta entrevista se ha realizado gracias a la labor de intérprete de su novia–, tiene el lado izquierdo del cuerpo paralizado, pero tiene estudios, trabaja, sus aficiones, y trata de devolver a la sociedad el apoyo que ha encontrado con charlas en las que no se cansa de repetir que el límite se lo pone uno mismo. Y no descarta ser padre.

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