La llegada del acabado S-works a una de las bicicletas trail más populares de Specialized, la Camber, ha ensalzado las prestaciones de este modelo al nivel de supersónicas. Rápida, polivalente, ligera y exclusiva. ¿Se puede soñar con algo más?
Para este 2014, Specialized ha introducido algunas novedades en su gama de bicicletas trail. La más importante, sin duda, ha sido la incorporación de la versión S-Works, el máximo estándar de acabados y calidad de la marca, en el modelo Camber. Como muchos de vosotros ya sabréis, este modelo se puso en escena a finales de 2011 como bicicleta oficial del catálogo 2012 y, lo hizo con dos versiones, una con ruedas de 26’’ y otra en 29’’. Dos años después, ni que decir tiene que la versión de 26’’ ya ha desaparecido y está disponible únicamente la de ruedas grandes. Hasta el momento, la Camber era la una de las pocas bicicletas de mountain bike de la marca que carecía de una versión S-Works, algo que con la bici que hemos probado ya ha cambiado, y este modelo trail ha pasado ya a tener su joya de la corona particular, una verdadera bicicleta de ensueño, polivalente, ligera y que transmite sensaciones vertiginosas, una bici gold estándar.
La polivalencia y la capacidad para ir rápido son las mejores bazas de esta Camber S-Works
¿Para quién?
Teniendo en cuenta su perfil de bici, con 110 mm de recorrido, ligera y con carácter pedaleador y polivalente al mismo tiempo, nadie puede llevarse a engaño. Esta Camber nunca va a pedalear igual que una Epic y por tanto no es la bici ideal para competir en XC. Tampoco absorbe ni baja igual que una Stumpjumper FSR con 130 mm de recorrido. En cuanto a rendimiento, es teóricamente el término medio entre estas dos bicicletas que hemos mencionado. De hecho, tras probarla, podemos decir que en la práctica Specialized ha conseguido con esta Camber algo muy parecido al equilibrio perfecto entre el XC racing y el all mountain. Precio al margen, que evidentemente corresponde al del nivel de cualquier modelo S-Works, esta bicicleta tiene todo el sentido del mundo para el que huya del rigor del XC racing y por tanto de una posición agresiva que le pueda resultar incómoda sobre la bicicleta y la falta de sensibilidad que proporcionan los tarados más duros en las suspensiones preparadas para la competición. Pero por otro lado, está también pensada para el que quiera una bicicleta que vaya más allá que una montura de XC en cuanto a estabilidad y capacidad en las bajadas, pero que no por ello tenga que sacrificar más eficacia de pedaleo, capacidad escaladora o reactividad de la deseable.
¿Dónde está la clave? Sigamos…