TEST: ZAPATILLAS SHIMANO MW7

¿Cómo va?

Es cierto que estos meses de invierno no están siendo de los más gélidos que recordamos. Sin embargo, para los ciclistas que, como es mi caso, sufrimos de pies fríos desde noviembre hasta marzo, el hecho de poder tener unas segundas zapatillas propias para el invierno nos evita penurias y dolores. Las nuevas MW7 de Shimano que he tenido la oportunidad de probar han sido ideadas para mantener nuestros pies secos y calientes en los días más inhóspitos.

Totalmente selladas con la membrana Gore-Tex (la archiconocida capa ultrafina cortaviento e impermeable a la vez que transpirable), la capa exterior de piel sintética es uniforme evitando costuras y tanto el velcro como el cordón con cierre rápido que proporcionan un excelente ajuste quedan invisibles y protegidos.

La puntera está reforzada y es ancha, para dar cabida a calcetines más gruesos y evitar oprimir los dedos de los pies. La caña es de neopreno y la entresuela Torbal, con flexibilidad lateral en la parte posterior, utilizada por los modelos trail de Shimano, está pensada para permitir el movimiento natural del talón en los descensos sin perder la rigidez en el pedaleo. La suela, evidentemente, no es de carbono (rigidez 5 sobre 10) y tiene un espacio más amplio para poder colocar las calas a nuestro gusto.

El interior es suave, exageradamente gustoso, con una gruesa plantilla afelpada que nos protege del frío y retiene el calor. Unos detalles reflectantes colocados en puntos estratégicos como el talón, la parte superior o los laterales aportarán un plus de seguridad cuando pisemos asfalto los días con poca luz y unas pequeñas perforaciones airean unas zapatillas herméticas y calurosas que si pedaleando se comportan bien, cuando nos bajamos de la bici son una delicia a la hora de caminar y muy cómodas para afrontar una travesía maratoniana.

¿Para quién es?

Presentada como la zapatilla de invierno dentro del catálogo trail, por estética y prestaciones no encaja en el ciclista de cross country. Sin embargo, aunque no sean aptas para días de competición (la suela no es suficientemente rígida y con 832 g el par en talla 40 pesan 200 gramos más que unas zapatillas tope de gama de verano), son ideales para las salidas más tranquilas y largas del período invernal, en las que se acostumbra a parar más y a caminar. Además, esas salidas con lastre extra harán que cuando te calces las de verano ganes velocidad y mejores el rendimiento de forma notable.

¿Qué falta?

Con excelentes acabados y una comodidad brutal, pocos peros le he encontrado, aunque debo apuntar que, por un lado, me habría gustado una caña de neopreno bastante más alta y con mejor ajuste (no llega a cubrir la parte inferior del culote largo), para proteger más la zona superior del tobillo y evitar la posible penetración del frío o del agua. Y por otro, que el taqueado de la suela fuera más agresivo (con mayor separación y altura) para poder caminar con seguridad en terrenos complicados de barro.

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