8 trucos para mejorar el manejo de la bici en terreno seco

8 trucos para mejorar el manejo de la bici en terreno seco

Con la llegada del verano y las altas temperaturas, el terreno sobre el que practicamos nuestro deporte cambia totalmente. Por tanto, es momento de adaptarnos y conocer algunos trucos que nos permitan seguir disfrutando con el menor riesgo posible.

Por Jorge Talus

Rodar por terreno seco con la MTB, un clásico en la mayor parte de España en verano, resulta un quebradero de cabeza para muchos mountain bikers a nivel técnico. La tierra seca puede ser tanto o más resbaladiza que el terreno mojado y requiere de unas habilidades especiales para dominarlo evitando caídas inesperadas. Estos son algunos trucos para conseguirlo.

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1. Anticipar la frenada

En bajadas rectas con terreno muy seco y polvoriento no debemos tener excesivos problemas para controlar nuestra bici. Si llegamos a un segmento donde hay varios centímetros de arena suelta, sí debemos disminuir la velocidad, pero antes de llegar al obstáculo. Ya que el problema reside en no saber cómo se va a comportar esa masa de arena o tierra suelta deslizante.

Si llegamos con demasiada velocidad podría hacer el efecto de pista de frenado, hundirse la rueda delantera y perder el control. Este tipo de situaciones pueden darse en lugares como pinares de zonas secas y llanas, sin apenas inclinación.

Por tanto, trataremos de llegar con la velocidad suficiente para superarlos, pero sin quedarnos clavados del todo, y por supuesto no frenar bruscamente una vez estemos en esa superficie.

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2. Mantén el eje vertical en las curvas

Los problemas de agarre y tracción que podemos encontrarnos en senderos y caminos están, obviamente, en las curvas, donde tenemos muchas posibilidades de perder el control y caernos.

La clave, una vez tengamos las presiones correctas en nuestra bici, es tratar de pasar por esas zonas resbaladizas de la forma más suave. No frenar nunca de con brusquedad y tratar de completar la curva de forma fluida y adaptando la velocidad. Si vamos demasiado rápido es probable que hagamos un recto y perdamos el control.

Podemos y debemos inclinar la bici, pero manteniendo nuestro cuerpo en un eje vertical. Si la superficie es, por ejemplo, arena de granito, muy resbaladiza, es fácil que las ruedas pierdan el agarre y caigamos, aún sin frenar. Debemos estar preparados mentalmente para una eventual caída o pérdida de tracción.

Si usamos pedales de plataforma es buen momento para sacar levemente el pie interior de la curva o al menos aligerarlo, y equilibrar el reparto de pesos. También podemos bajar la biela exterior de la curva para encontrar un extra de agarre, con esto rebajamos el centro de gravedad y mejoramos la estabilidad general del conjunto. Es un buen recurso cuando el terreno es muy deslizante.

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3. Usa ambos frenos, sin bloquear

Cuando llegamos a una curva muy cerrada debemos de adaptar la velocidad de entrada, actuaremos con ambos frenos, pero con mayor fuerza y sin miedo con el delantero, sin llegar a bloquear y siempre en línea recta. Nunca frenaremos fuerte mientras giramos, porque se bloqueará la rueda delantera con facilidad y el riesgo de caída es muy alto.

La rueda trasera en este tipo de terreno suelto y muy seco se bloquea fácilmente. Perderá agarre y tracción con rapidez. Aunque en última instancia podemos utilizarlo como recurso para colocar la bici dentro de la curva.

4. Evita los derrapes

Trata de bajar de forma suave y fluida, así además se erosiona menos el terreno y podremos seguir disfrutando de esos descensos muchos años. Bajar derrapando, aunque más espectacular, es menos efectivo, y además puede provocar una pérdida de control.

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5. Cadencia media y velocidad en los bancos de arena

Si llegamos a una curva donde se haya creado un pequeño banco de arena, muy habituales en verano, o en cursos secos de arroyos y ríos, debemos cruzarlo con suavidad y sin frenar, de lo contrario iremos al suelo. Mantendremos la velocidad y abriremos la trazada a media curva, aunque perdamos la velocidad y la trayectoria original, no nos caeremos. Si por el contrario, cerramos esta trazada es muy probable que se clave la rueda delantera y se pierda el equilibrio.

6. Corrige las pérdidas de agarre

La mejor forma de no caerse cuando notamos una pérdida de agarre es dejar de frenar durante ese pequeño lapso de tiempo. La pérdida de control y las caídas ocurren normalmente cuando nos asustamos y, como acto reflejo, frenamos muy fuerte con el freno delantero, bloqueando y aumentando la pérdida de tracción.

Ante un banco de arena no olvides trasladar la mayor parte de la presión de nuestro cuerpo en los pies, debemos ir empujando sobre los pedales para facilitar la transferencia de peso hacia el eje del pedalier y favorecer un centro de gravedad más bajo. El tren superior debe ir más ligero de presión y actuar con el manillar con suavidad.

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7. Estudiar y visualizar el sendero

Saber el leer el terreno y anticiparse es también una técnica que se aprende con la práctica y es fundamental depurar. Muchos bikers, por falta de técnica, tienen la costumbre de entrar muy pasados y apurando la frenada en las curvas. Como consecuencia inevitable abren la trazada en la salida de ésta y se salen de la zona compacta del sendero o camino.

Además, entran frenando sobre una superficie blanda que, ante esta situación, se hunde y ablanda todavía más el terreno. Así se crea una zona nueva fuera de la trazada que acaba formando parte del sendero o camino, pero sin compactar.

Cuando salgamos de una curva y veamos este nuevo sendero ‘artificial’, debemos evitar meter la rueda y colaborar a aumentarlo, ya que al estar tan blando y poco compacto, se hundirá el terreno inmediatamente debajo de nuestras ruedas y perderemos el control de la bici. Si evitamos seguir entrando en esas nuevas zonas, es probable que se recupere la forma original (o natural) y no perdamos la diversión de esa curva o bajada favorita.

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8. 'Set up' de la bici: afina con la presión

Ante terreno muy seco y arenoso, cualquier consejo por útil que sea no sirve de nada sin un buen estado de los neumáticos y una presión adecuada. Las ruedas son lo que nos mantiene en contacto con el suelo y en esta época del año es el momento de instalar unas buenas cubiertas específicas para terreno seco. Independientemente de la modalidad de MTB que practiques.

Hay muchos modelos y marcas en el mercado pero seguro que debe tener un buen taqueado, ya que necesitamos un extra de agarre y tracción en esos senderos que en invierno eran compactos y ahora son bancales de arena y polvo.

Debemos olvidarnos de llevar presiones altas en nuestros neumáticos excepto si usamos neumáticos de carcasa reforzada.

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Obviamente debemos tener en cuenta nuestro peso, pero una presión en neumáticos Tubeless Ready para un rider de peso medio (65-85 kg) en este tipo de condiciones secas debería ser entre 1,1-1,5 BAR en el neumático delantero y 1,6-2.0 BAR para el trasero.

Evidentemente también depende de la llanta, (ancho, carbono o aluminio, etc.) pero son unas presiones razonables y todo lo que sea llevarlas por encima de esos rangos puede hacer la maniobrabilidad de la bici más delicada en zonas deslizantes. Si eres propietario de una bicicleta eléctrica estos registros no se aplican a tu caso, puesto que su peso superior altera la presión habitual de las cubiertas en bicicletas convencionales.

Tampoco debemos bajarlas demasiado ya que también es el momento en el que, tras las lluvias y la erosión, se han quedado muchas partes de rocas y raíces más expuestas y es más fácil cortar los neumáticos o pinchar.

Si usamos líquido sellante es el momento de chequear su estado, ya que con las altas temperaturas se seca con mucha rapidez y podemos encontrarnos el interior de las cubiertas totalmente seco. Dependiendo del tipo de neumático, anchura, compuesto, etc., debemos cargar entre  75 y 150 ml por rueda.

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